Iglesia en el Líbano celebra beatificación de 2 capuchinos martirizados en Turquía

El cardenal y prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Marcello Semeraro, presidió la ceremonia en la que declararon beatos y mártires a Leonard Melki y Thomas Saleh, 2 sacerdotes capuchinos de la Orden de Frailes Menores, que fueron asesinados en Turquía «por odio a la fe» en los últimos días del Imperio Otomano.

Iglesia en el Líbano celebra beatificación
Foto: Constance de Coudert.

La Iglesia en el Líbano celebra la beatificación de Leonard Melki y Thomas Saleh, 2 sacerdotes capuchinos de la Orden de Frailes Menores, que fueron asesinados en Turquía «por odio a la fe» en los últimos días del Imperio Otomano, durante la Primera Guerra Mundial. El cardenal y prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Marcello Semeraro, presidió la ceremonia en la que declararon beatos y mártires a los frailes en un amplio espacio del edificio principal del Convento de la Cruz, en Jal el-Dib, con vista al mar, en una colina que domina Beirut.

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«A los ojos de los hombres, el padre Leonard Melki y el padre Thomas Saleh son víctimas. A pesar de todo, en la perspectiva de la fe cristiana son vencedores», precisó Semeraro, en la Misa celebrada en la víspera de Pentecostés, el 4 de junio pasado. El purpurado, al retomar las palabras de Benedicto XVI en la encíclica Spe salvi, indicó que «en las pruebas más duras de la vida, sobre todo cuando tenemos que tomar la decisión final de anteponer la verdad a la riqueza, la carrera, las posesiones, necesitamos testigos, mártires, que lo hayan dado todo». «En las pequeñas elecciones de la vida cotidiana, las figuras de los beatos Leonard Melki y Thomas Saleh nos ayudan a preferir el bien en vez de la conveniencia», destacó Semeraro, en la Misa donde la Iglesia en el Líbano celebra la beatificación de los 2 capuchinos martirizados.

La Orden de los Hermanos Menores publicó algunos folletos que dan detalles de los sufrimientos infligidos por parte de los otomanos a los 2 capuchinos que fueron obligados a elegir entre la muerte o la conversión al islam y se mantuvieron firmes en su fe. El padre Leonard Melki se negó a cometer apostasía después de esconder el Santísimo Sacramento cuando un destacamento de la policía llegó para registrar el convento en busca de un depósito de armas que nunca existió. El presbítero fue detenido, golpeado y torturado durante una semana. Llegaron a arrancarle las uñas de las manos y los pies. Junto con otros 417 prisioneros cristianos en Mardin, fue deportado al desierto y asesinado a tiros el 11 de junio de 1915, a los 34 años. El padre Thomas Saleh, por esconder a un sacerdote armenio en su convento, devino sospechoso de conspirar contra los otomanos y fue detenido. Junto con otros 3 religiosos de su convento, fue encarcelado y deportado a Marash en pleno invierno. Lo obligaron a marchar por el desierto, descalzo, bajo el sol y la lluvia. Tras ser condenado a la pena capital, falleció de agotamiento y de tifus, mientras caminaba hacia el lugar de ejecución de la sentencia, el 18 de enero de 1917, a los 36 años.

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