Hong Kong atenta contra secreto de Confesión

El gobierno de Hong Kong publicó una nueva ley de seguridad, con la que los sacerdotes católicos pueden ser condenados a una pena de 14 años de prisión si es que no rompen el sigilo cuando sepan de algún delito de «traición». Un presbítero, que se mantiene en el anonimato por seguridad, enfatizó que la ley «envía un efecto paralizador a los católicos, en el sentido de que no se atreverían a ser abiertos en sus confesiones por temor a poner en peligro también al sacerdote».

Hong Kong atenta contra secreto de Confesión

El gobierno de Hong Kong atenta contra el secreto de Confesión, tras publicar el 8 de marzo pasado, una nueva ley de seguridad, en la que se indica que los sacerdotes católicos pueden ser condenados a una pena de 14 años de prisión si es que no rompen el sigilo cuando sepan de algún delito de «traición». La Iglesia católica protege el secreto de Confesión, y el sacerdote que lo rompa es excomulgado de forma automática.

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Benedict Rogers, cofundador y director ejecutivo del grupo de defensa de derechos humanos Hong Kong Watch, indicó que en esta nueva ley «existen nuevas restricciones que pueden impedir que un detenido hable con un abogado de su elección, la detención sin cargos se ampliará hasta 7 días, y se aplicarán penas más severas para los activistas en el extranjero». Reiteró los dichos del Secretario de Justicia de Hong Kong, Lam Ting-kwok, quien se refirió a los 14 años de cárcel que podría recibir un sacerdote si no viola el secreto de Confesión.

‘Asia News’ explicó que en este caso el delito está tipificado como «traición por negligencia» y apunta no sólo a los sacerdotes sino también a quienes sepan de conductas contrarias a la seguridad del Estado pero no las denuncien. Rogers, en este sentido, precisó además que la nueva norma de Hong Kong «es incluso más draconiana que la Ley de Seguridad Nacional (NSL) impuesta por Beijing a Hong Kong en 2020».

«La libertad de expresión, asociación y reunión fue destrozada; y cada vez más, la libertad de religión o de creencias está amenazada de manera insidiosa», repudió. Un sacerdote, que desea mantenerse en el anonimato por seguridad, enfatizó que la nueva ley «envía un efecto paralizador a los católicos, en el sentido de que no se atreverían a ser completamente abiertos en sus confesiones por temor a poner en peligro también al sacerdote».

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