GRANDES AVANCES DE LA ASTRONOMÍA MODERNA (1)
Por Jaime Saiz.
Con las aportaciones de Newton, la Astronomía dispuso ya de las bases necesarias para su desarrollo: los instrumentos para analizar la luz —el telescopio y el espectroscopio— así como la Ley de la gravitación universal para predecir órbitas, movimientos y la evolución de sistemas. Esto dio lugar a un enorme florecimiento científico durante los siglos XVIII, XIX y XX. En la Astronomía, este florecimiento se tradujo en grandes avances acerca de:
El conocimiento del Sistema Solar
Con el telescopio newtoniano, el astrónomo alemán William Herschel descubrió el planeta Urano en el año 1781. Este hecho produjo gran sensación en aquel tiempo, puesto que, desde tiempos prehistóricos, sólo se conocían cinco planetas aparte de la Tierra, y se había incrustado en la mente humana que los planetas tenían que ser forzosamente cinco.
Mediante las leyes de Newton, se pudo encontrar el planeta Neptuno antes en el papel que con el telescopio: dos matemáticos, Adams y Le Verrier, inglés y francés respectivamente, calcularon en 1846 dónde tendría que estar Neptuno, que debería ser el responsable del movimiento anómalo del planeta Urano. La primera noche que se lo buscó con el telescopio se encontró a Neptuno muy cerca del sitio previsto.
El cálculo de las distancias estelares
En general se aceptó por entonces que el Sol es una estrella, semejante a las demás en su estructura, y que es miembro de un gran sistema que está aislado en el espacio y constituido por las estrellas de la Vía Láctea. El estudio detallado de las estrellas dado por Herschel sugirió que este sistema tenía la forma de una rueda, y que el Sol estaba próximo a su centro. Sin embargo, no pudo comprobar si sus hipótesis eran ciertas, pues no logró calcular la distancia del Sol a sus compañeras estelares.
Fue el pruso Bessel quien, en 1838, logró medir con un telescopio newtoniano la distancia entre el Sol y una estrella, 61 Cygni, mediante la obtención de su paralaje: observándola desde dos extremos de la órbita terrestre la vio contra dos fondos estelares distintos, porque sí varía el paisaje de estrellas a lo largo de la órbita. Por este cambio de posición, midiendo los ángulos, Bessel pudo calcular nuestra distancia a la estrella, que resulta ser asombrosamente grande: mientras que la luz de la Luna tarda poco más de un segundo en llegar a nosotros y los rayos del Sol tardan ocho minutos en recorrer 150 millones de Km hasta la Tierra, esta estrella se halla a unos 9,7 años-luz de nuestro planeta [1].
Hasta entonces había sido verdaderamente un ‘acto de fe’ el pensar que la Tierra gira alrededor del Sol, puesto que nadie había conseguido demostrar que se daba ningún cambio de perspectiva como resultado de que nuestro planeta cambiase de posición en el espacio una distancia tan grande, unos 300 millones de Km de un extremo de la órbita al otro.
Así, se confirmó que las estrellas están a distancias tan enormes que el radio de la órbita terrestre, en comparación, es prácticamente insignificante, y por eso no se observa a simple vista ningún cambio. Las distancias, pues, son inmensas. Aparece, por tanto, la dimensión del Universo por primera vez, y en una escala totalmente insospechada. Podemos ver que una constelación sencilla, la que llamamos el Carro, parte de la Osa Mayor, no es sino el resultado fortuito de una perspectiva que nos hace ver como juntas estrellas que están a distancias muy distintas de nosotros, desde 50 hasta más de 200 años-luz.
Así, se rompe ya esa especie de alianza inútil y perjudicial entre la Astrología y la Astronomía: la primera se queda en una superstición primitiva que piensa que las constelaciones son verdaderas entidades físicas y que los planetas son deidades que tienen influencia en la vida humana, mientras que la Astronomía se desarrolla como ciencia, estudiando la inmensidad de estrellas que vemos en el cielo.
[1] Un año-luz es la distancia que recorre la luz en un año.
GRANDES AVANCES DE LA ASTRONOMÍA MODERNA (1)
