El misionero dominico español Rafael Aragón, que vivió en Nicaragua durante 40 años y ahora se le prohíbe el acceso a Nicaragua, aseveró que las autoridades sandinistas «graban las homilías y si critican al régimen, los expulsan», al analizar la situación de persecución que padece la Iglesia en el país en ‘Mediodía COPE’. El gobierno de Daniel Ortega, cuando se cumple un año de la detención del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, ordenó la expropiación de la Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua, propiedad de los jesuitas, el miércoles 16 de agosto.
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«No fue sorpresa puesto el régimen trata de anular y terminar con la presencia de instituciones o de la Iglesia católica en general», indicó, al referirse al cierre de la UCA. Explicó que la fuerza de la Iglesia católica, al ser la religión mayoritaria en Nicaragua, hace que el gobierno de Ortega haya puesto el foco sobre ella con ataques constantes a quienes la componen. «La Iglesia se convirtió en el único espacio que puede hacer frente al régimen porque los partidos fueron manipulados por el Gobierno y a los lideres de la oposición los metió presos o fueron expulsados», aseguró el misionero.
Aragón enfatizó que el país está tomado por la policía, lo que impide cualquier tipo de manifestación contra el gobierno, y reiteró que incluso los sacerdotes ven controlados sus movimientos. «Las homilías de los sacerdotes son grabadas y escuchadas por el vicepresidente del país y si dicen algo contra el régimen, la actitud es expulsarles del país. Hay como 70 sacerdotes expulsados nicaragüenses y no nicaragüenses y otros 40 o 50 religiosos. Las congregaciones que tienen colegios están muy asediadas y controladas y con miedo a que sean nacionalizados los colegios», denunció.
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