Freddy Hanna, de 35 años, es fisioterapeuta, vive en Valencia desde 2012 y tuvo que huir de Siria con toda su familia. Fue uno de los cristianos perseguidos que ofreció su testimonio en la 7 edición de la Noche de los Testigos, una vigilia de oración, en la catedral de la Almudena de Madrid, el viernes 24 de febrero. Explicó que en 2010 los cristianos eran el 12% de la población del país y vivían en paz y armonía con los musulmanes, pero que ese año comenzó la guerra y los miembros del Estado Islámico, que comenzaron incluso a crucificar cristianos, invadieron la tierra de sus padres y los expulsó.
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El católico sirio relató su vivencia sobre la persecución que vivieron él y su familia en Siria. «Cuando los yihadistas llegaron a nuestra tierra de cultivo, y sabiendo que éramos católicos, nos pidieron el pago de un impuesto al que se le denomina Yizia. O pagábamos una mensualidad o hacían daño a la familia. Mis padres tuvieron que decidir y huimos para seguir vivos. Nosotros fuimos expulsados de nuestra tierra por nuestra fe», aseveró, tras indicar que lograron escapar, en una huida en la que su madre no paró de rezar el Rosario.
«En mi familia necesitamos rezar como comer, tenemos siempre el Rosario en la mano, todos los días, todo el rato. Jamás me separo de él», enfatizó, mostrándolo a los fieles presentes. Precisó que en Siria, ahora, toda la población es pobre y falta de todo como el agua, la luz, la comida, cuya situación se vio agravada por el reciente terremoto. Hanna recordó a muchos hombres que fueron crucificados por los yihadistas solamente por ser cristianos. «Eran hombres normales y corrientes y murieron por seguir a Jesús. Son mártires», destacó.
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