FRATERNIDAD ENTRE OBISPOS Y PRESBÍTEROS.

Por Alejandro Antonio Zelaya.

Hermanos y amigos

«Por tanto, los obispos, por el don del Espíritu Santo que se ha dado a los presbíteros en la Sagrada Ordenación, los tienen como necesarios colaboradores y consejeros en el ministerio […] Por esta comunión, pues, en el mismo sacerdocio y ministerio, tengan los obispos a sus sacerdotes como hermanos y amigos…» (P.O. 7)

Leo y releo este párrafo de Presbyterorum Ordinis y mis pensamientos van y vienen sin encontrar solución. ¡Cuán grande es la misión de ser obispo!… Ver a sus sacerdotes como verdaderos hermanos y amigos… ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo se realiza? ¿Cómo se lleva a cabo esta difícil cuestión?

Dar la vida por las ovejas

Si muchas veces tenemos ideas distintas, puntos de vista diferentes, visiones, cuestiones pastorales, gustos, preferencias, miradas pastorales que divergen. ¿Es posible la unidad y la comunión de visión?

Con frecuencia se escuchan planteamientos como estos entre los sacerdotes: «Yo ya le planteé al obispo mi mirada, mi punto de vista frente a la cuestión parroquial. Y hasta ahora, ‘cero’ respuesta». «Yo ya me encargué de detallarle claramente…» «Tenemos puntos de vista distintos».

¿Considera el obispo la mirada pastoral del sacerdote como una mirada de amigo y hermano? ¿O la mira de forma diferente? Creo que la solución está en la actitud de ‘dar la vida por las ovejas’; en esta mirada se unirán nuestros puntos de vista, nuestros tiempos, nuestros espacios, nuestros procesos.

Teniendo en cuenta la figura del ‘poliedro’ (Evangelii Gaudium 236), es tan importante mi originalidad de cura como su originalidad de obispo, pero ¿dónde encontramos la solución? ¿Cómo encontramos ambos la unidad en medio del conflicto? Sin duda, creo que la resolución del problema está en que ambos tengamos la actitud y la decisión de ‘dar la vida por las ovejas’, vuelvo a pensar nuevamente.

Oración

Jesús, Buen Pastor, qué grande es lo que nos pedís a los dos, ¿podremos hacerlo?… Nos preguntás a los dos como se lo preguntaste aquella vez a Santiago y Juan, al lado de su mamá: ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?. «Podemos», le respondieron. (Mt 20,22).

Claro, Jesús, estos hermanos nos dan ejemplo de valentía y decisión. Son un modelo para mi obispo y para mí. Pero…, ¿cómo tengo que beber el cáliz yo y cómo lo  tiene que beber él? ¿De la misma manera? ¿De forma diferente? ¿De qué modo? ¿A qué nos llamás? ¿A qué nos estás llamando, Buen Pastor?

¡Sí! ¡En el amor y desde el amor está la respuesta!

Jesús, de nuevo me volvés a decir: No hay amor más grande que dar la vida por los amigos (Jn.15,13). Vuelvo a escuchar tu voz otra vez. ¡Qué bueno, Señor! Gracias por hablarme y por escucharme, Hermano y Amigo del alma, Buen Pastor Eterno!

FRATERNIDAD ENTRE OBISPOS Y PRESBÍTEROS.

El padre Alejandro Antonio Zelaya es miembro del Equipo de Formación Permanente del Clero de la diócesis de Avellaneda-Lanús.

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