Francisco reflexiona sobre san José como «patrono de la buena muerte», durante la audiencia general del miércoles 9 de febrero, en el Aula Paulo VI, tras referirse a la devoción especial que el pueblo cristiano siempre tuvo por él y reconoció que la fe cristiana ayuda a enfrentar la muerte. El Papa agradeció los progresos de la medicina en los cuidados paliativos para acompañar el final de la vida, al reiterar que la eutanasia y el suicidio asistido son «inaceptables».
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Suscríbase al boletín de VenLEl Pontífice recordó la devoción aconsejada por el Papa Benedicto XV hace un siglo, en su Motu proprio Bonum sane, en el que animaba pías prácticas en honor de san José a favor de los moribundos. «La fe cristiana no es una forma de exorcizar el miedo a la muerte, sino que nos ayuda a afrontarla. La verdadera luz que ilumina el misterio de la muerte viene de la resurrección de Cristo», sostuvo el Papa Francisco, quien reflexiona sobre san José como «patrono de la buena muerte». «Debemos estar agradecidos por toda la ayuda que la medicina se está esforzando por dar, para que a través de los llamados ‘cuidados paliativos’, toda persona que se prepara para vivir el último tramo del camino de su vida, pueda hacerlo de la forma más humana posible», indicó.
«Debemos estar atentos a no confundir esta ayuda con derivas inaceptables que llevan a la eutanasia. Debemos acompañar a la muerte, pero no provocar la muerte o ayudar al suicidio asistido», alertó. El Pontífice reiteró que «se debe privilegiar siempre el derecho al cuidado y al cuidado para todos, para que los más débiles, en particular los ancianos y los enfermos, nunca sean descartados». «La vida es un derecho, no la muerte, que debe ser acogida, no suministrada. Y este principio ético concierne a todos, no solo a los cristianos o a los creyentes», explicó, al solicitar que «san José pueda ayudarnos a vivir el misterio de la muerte de la mejor forma posible».
Acariciar a un anciano expresa la misma esperanza que acariciar a un niño, porque el inicio de la vida y su final es siempre un misterio, un misterio que debe ser respetado, acompañado, cuidado, amado.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) February 9, 2022
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