Francisco destaca una parte importante de la vocación de los abuelos que «es sostener a los hijos en la educación de los niños», en la audiencia general del miércoles 11 de mayo, en la Plaza de San Pedro, donde reflexionó sobre el sentido y el valor de la vejez. El Papa presentó la figura de Judit, una de las heroínas del Antiguo Testamento, que «de joven se había ganado la estima de la comunidad con su valentía; de anciana, la mereció por la ternura con la que enriqueció la libertad y los afectos».
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«Judit no es una jubilada que vive melancólicamente su vacío: es una anciana apasionada que llena de dones el tiempo que Dios le dona», sostuvo el Papa Francisco, quien luego destaca la vocación de los abuelos. Mencionó que Judit, una heroína bíblica, una mujer que, en su juventud, supo defender a su pueblo de los enemigos que lo asediaban y que después vivió la etapa de su larga ancianidad con plenitud y serenidad, al dejar en herencia no sólo «bienes» sino el testimonio de haber hecho siempre «el bien».
Una parte de la vocación de los abuelos es sostener a los hijos en la educación de los niños. Los pequeños aprenden la fuerza de la ternura y el respeto a la fragilidad: lecciones insustituibles que con los abuelos son más fáciles de impartir y de recibir. #BendicióndelTiempo
— Papa Francisco (@Pontifex_es) May 11, 2022
El Pontífice se preguntó sobre la alianza entre las generaciones. «¿Nosotros hacemos este esfuerzo por ‘remodelar’? ¿O simplemente sufrimos la inercia de las condiciones materiales y económicas? La convivencia de las generaciones, de hecho, se alarga. ¿Tratamos, todos juntos, de hacerlas más humanas, más afectuosas, más justas, en las nuevas condiciones de las sociedades modernas? Para los abuelos, una parte importante de su vocación es sostener a los hijos en la educación de los niños. Los pequeños aprenden la fuerza de la ternura y el respeto por la fragilidad: lecciones insustituibles, que con los abuelos son más fáciles de impartir y de recibir. Los abuelos, por su parte, aprenden que la ternura y la fragilidad no son solo signos de la decadencia: para los jóvenes, son pasajes que hacen humano el futuro», afirmó.
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