Francisco sostuvo que «la consolación espiritual permite una familiaridad con Dios que parece anular distancias», al continuar durante la última audiencia general con su ciclo de catequesis sobre el discernimiento. Precisó que la consolación espiritual implica «una experiencia profunda de alegría interior, que consiente ver la presencia de Dios en todas las cosas».
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«La persona que vive la consolación no se rinde frente a las dificultades, porque experimenta una paz más fuerte que la prueba. Se trata por tanto de un gran don para la vida espiritual y para la vida en su conjunto. La persona se siente envuelta en la presencia de Dios, siempre de una forma respetuosa con la propia libertad. Nunca es algo desafinado, que trata de forzar nuestra voluntad, tampoco es una euforia pasajera», indicó el Papa, que animó a los fieles a fijarse en la consolación de los santos.
El Pontífice se refirió a la paz de san Agustín cuando hablaba de la vida eterna con su madre Mónica, o la paz que sentía san Ignacio al leer las vidas de los santos. Habló también de la paz de santa Teresa de Jesús, y exhortó a imitar su inocencia y consolación, que le empujó con dulzura y espontaneidad a obrar el bien. «La consolación espiritual no es controlable, no es programable a voluntad, es un don del Espíritu Santo: permite una familiaridad con Dios que parece anular las distancias», indicó el Papa Francisco.
La consolación espiritual es una experiencia de alegría interior que permite ver la presencia de Dios en todo. Refuerza la fe, la esperanza y la capacidad de hacer el bien; y hace que no nos rindamos frente a las dificultades, porque da una paz más fuerte que las pruebas.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) November 23, 2022
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