El Papa Francisco exhortó a que «aprendamos a decir cada día: ‘Señor, dame tu paz, dame el Espíritu Santo’», en el rezo del Regina Coeli, desde la ventana del Palacio Apostólico Vaticano, el domingo 22 de mayo. El Papa reflexionó las frases de Jesús en la última cena «les dejo la paz, les doy mi paz», tras indicar que Jesús se despide con palabras que expresan afecto y serenidad, pero lo hace en un momento que no es sereno, puesto que Judas salió para traicionarlo, Pedro está a punto de negarlo y casi todos los demás lo abandonarán.
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Suscríbase al boletín de VenL«El Señor lo sabe, y con todo no reprocha, no usa palabras severas, no pronuncia discursos duros. En vez de mostrar agitación, permanece afable hasta el final», sostuvo, al asegurar que «las últimas horas de Jesús son como la esencia de toda su vida». «Experimenta miedo y dolor, pero no deja espacio al resentimiento y a la protesta. No se deja llevar por la amargura, no se desahoga, no es incapaz de soportar. Está en paz, una paz que proviene de su corazón manso, habitado por la confianza. De ahí surge la paz que Jesús nos deja. Porque no se puede dejar la paz a los demás si uno no la tiene en sí mismo. No se puede dar paz si no se está en paz», consideró.
Explicó que «Jesús sabe que nosotros solos no somos capaces de custodiar la paz, que necesitamos una ayuda, un don». «La paz, que es nuestro compromiso, es ante todo don de Dios. En efecto, Jesús dice: ‘Les doy mi paz, pero no como la da el mundo’. ¿Qué es esta paz que el mundo no conoce y que el Señor nos dona? Es el Espíritu Santo, el mismo Espíritu de Jesús», afirmó el Pontífice, tras recordar que el Espíritu Santo es «la presencia de Dios en nosotros, la ‘fuerza de paz’ de Dios». «Aprendamos a decir cada día: ‘Señor, dame tu paz, dame el Espíritu Santo’», reiteró el Papa Francisco.
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