Francisco: «Adorando la Cruz recordaremos a las víctimas inocentes de los abortos»

El Pontífice indicó que el Viernes Santo «adorando la Cruz, reviviremos el camino del Cordero inocente inmolado por nuestra salvación». «Llevaremos en la mente y en el corazón los sufrimientos de los enfermos, de los pobres, de los descartados de este mundo; recordaremos a los 'corderos inmolados' víctimas inocentes de las guerras, de las dictaduras, de las violencias cotidianas, de los abortos», afirmó el Papa.

Francisco Adorando la Cruz recordaremos
Foto: YouTube Vatican News.

Francisco indicó que «adorando la Cruz recordaremos a las víctimas inocentes de los abortos», al reflexionar sobre el Triduo Pascual, en el que centró su catequesis durante la audiencia general del miércoles 31 de marzo, que se realizó en la Biblioteca del Palacio Apostólico. El Pontífice explicó cada uno de los días santos que se acercan. «Este misterio lo vivimos cada vez que celebramos la Eucaristía. Cuando nosotros vamos a Misa, no vamos sólo a rezar, no: vamos a renovar, a hacer de nuevo, este misterio, el misterio pascual», reflexionó.

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Indicó que por la tarde del Jueves Santo reviviremos lo que sucedió en la Última Cena. «Es la tarde en la que Cristo dejó a sus discípulos el testamento de su amor en la Eucaristía, pero no como recuerdo, sino como memorial, como su presencia perenne», ratificó, tras precisar que «cada vez que se celebra la Eucaristía se renueva este misterio de la redención». «En este Sacramento, Jesús sustituyó la víctima del sacrificio —el cordero pascual— consigo mismo: su Cuerpo y su Sangre nos donan la salvación de la esclavitud del pecado y de la muerte», enfatizó. Sobre el Viernes Santo, explicó que es un día de penitencia, ayuno y oración. «En la intensidad del rito de la Acción litúrgica se nos presentará el Crucificado para adorar. Adorando la Cruz, reviviremos el camino del Cordero inocente inmolado por nuestra salvación. Llevaremos en la mente y en el corazón los sufrimientos de los enfermos, de los pobres, de los descartados de este mundo; recordaremos a los ‘corderos inmolados’ víctimas inocentes de las guerras, de las dictaduras, de las violencias cotidianas, de los abortos», afirmó el Papa.

Sostuvo que el Sábado Santo es el día del silencio, dado que «hay un gran silencio sobre toda la Tierra; un silencio vivido en el llanto y en el desconcierto de los primeros discípulos, conmocionados por la muerte ignominiosa de Jesús». «Este sábado es también el día de María: también ella lo vive en el llanto, pero su corazón está lleno de fe, lleno de esperanza, lleno de amor. La Madre de Jesús había seguido al Hijo a lo largo de la vía dolorosa y se había quedado a los pies de la cruz, con el alma traspasada. En la hora más oscura del mundo, se convirtió en Madre de los creyentes, Madre de la Iglesia y signo de la esperanza. Su testimonio y su intercesión nos sostienen cuando el peso de la Cruz se vuelve demasiado pesado para cada uno de nosotros», reflexionó.

«En las tinieblas del Sábado Santo irrumpirán la alegría y la luz con los ritos de la Vigilia pascual, tarde por la noche, y el canto festivo del Aleluya. Será el encuentro en la fe con Cristo resucitado y la alegría pascual se prolongará durante los 50 días que seguirán, hasta la venida del Espíritu Santo. El Resucitado nos da la certeza de que el bien triunfa siempre sobre el mal, que la vida vence siempre a la muerte y nuestro final no es bajar cada vez más abajo, de tristeza en tristeza, sino subir a lo alto. El Resucitado es la confirmación de que Jesús tiene razón en todo: en el prometernos la vida más allá de la muerte y el perdón más allá de los pecados», aseguró el Pontífice.

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