Franciscanos de Tierra Santa celebran la Natividad de la Virgen María con una Misa consular en la Basílica de Santa Ana, el miércoles 8 de septiembre. Santa Ana, el mismo lugar donde nació la Madre de Dios, es un territorio francés que está bajo la custodia desde 1878 de la congregación de los Padres Blancos. La festividad, que es celebrada por católicos y ortodoxos, tiene su origen en el Protoevangelio de Santiago. La tradición se estableció en el siglo VII, pero se proviene de los primeros tiempos de la Iglesia.
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«Desde la Edad Media, los franciscanos fueron guardianes de los lugares santos y desde el siglo XV, desde que esta basílica se transformó en escuela coránica, obtuvieron una exención para poder venir a celebrar la Natividad de la Virgen María cada 8 de septiembre, por lo que continuamos con esta tradición», precisó el sacerdote y asesor de Asuntos Religiosos del Consulado de Francia en Jerusalén, Luc Barret, tras la Misa consular que celebran los franciscanos de Tierra Santa. «Es una fiesta muy tradicional de la Iglesia católica que se celebra desde hace muchos siglos: aquí en Jerusalén nos sentimos vinculados a este aniversario, que celebra la Natividad —el nacimiento— de la Virgen María, justo en el lugar de lo que ahora es casi universalmente atestiguado por arqueólogos e historiadores como la casa de los padres de la Virgen María, santa Ana y san Joaquín», explicó.
Barret indicó que de esta forma se encuentran «en el lugar donde Cristo se hizo posible, por decirlo de esta manera… en el lugar gracias al cual Cristo pudo encarnarse en nuestro tiempo». El soldado francés Alban Artur recordó que «para los cristianos, la Virgen María aporta mucha humanidad a nuestra relación con Dios, por eso es importante y también es una herramienta para transmitir la fe a nuestros hijos». «En particular creo que la Virgen María tiene una gran importancia en Tierra Santa, porque tiene un lugar especial entre todas estas religiones que podemos ver de cerca, y por lo tanto tiene un lugar especial para la religión católica: ella es el vínculo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y nos encanta verla aquí en Tierra Santa», destacó Artur.
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