FINALIDAD DEL UNIVERSO.

Por Jaime Saiz.

Como vimos en el artículo anterior de la sección, el Universo está finísimamente ajustado en sus propiedades de modo que en él pueda aparecer la vida inteligente, el hombre. En cuanto «tocamos» alguna constante o propiedad universal, alguna «aguja indicadora» o «botón de control», según el ejemplo que propusimos sobre una factoría automática, el resultado es siempre que la vida inteligente no se habría dado. Y esto es algo que nos afirma la misma Ciencia.

Enfoque Científico

Ahora bien, podemos dar a un físico un trozo de tiza y jamás podrá demostrar que está hecho para escribir en la pizarra; lo más que puede decir es que tiene una composición, una cohesión, un color… tales que podría servir para marcar algo. Pero no puede decir que está hecho para ello.

Por tanto, con meras ecuaciones y números, que es lo que maneja la Física, no se puede demostrar que el Universo está hecho para que aparezca la vida inteligente, pero sí se puede demostrar que, si fuese de otra manera, ésta no aparecería.

Siendo esto así, nos podemos quedar perplejos ante el futuro del Universo que describimos en su momento. Como hemos dicho y afirma el Principio Antrópico que ya mencionamos, el Universo parece estar diseñado para que aparezca el hombre sobre él. En cambio, si miramos al futuro, hacia la muerte térmica del Universo, cuando el Sol se apague, cuando mueran las estrellas, ya no podrá haber vida inteligente ni de ningún tipo. Sin una fuente de energía, se termina la vida. El futuro del Universo lleva a la destrucción de todas las estructuras vitales, las que son base de la inteligencia.

Parece muy extraño decir que el Universo está hecho para que aparezca la vida inteligente, pero que luego la destruirá. No importa que se piense en tiempos largos o cortos. Los dinosaurios, por ejemplo, fueron los reyes de la Tierra durante más de 100 millones de años, pero desaparecieron como si hubieran durado un día.

De modo que, si lo único real fuese la evolución material del Universo, tendríamos que decir que termina careciendo de sentido; aun la misma aparición de vida inteligente, que parece que da sentido al pasado, dejaría de tener sentido en el futuro.

¿Qué nos puede decir la Ciencia sobre esto? La Física nada. Lo único que afirma es que el Universo tiene un futuro limitado. No es que vuelva a la nada, porque la Física no puede predecir el volver a la nada, pero sí predice la destrucción de toda estructura, y que dejará de ser compatible ese Universo con la existencia de vida orgánica.

¿Qué nos dicen la Filosofía y la Teología?

La Filosofía apunta a una posible solución más optimista cuando, precisamente por razones filosóficas, llega a la conclusión de que la vida inteligente es más que mera estructuración de la materia: el ser inteligente no es sólo materia. Y en el momento en que se tienen razones para decir esto, por lo menos queda abierta la posibilidad de que, cuando se destruyan las estructuras de la materia, esas otras realidades no materiales permanezcan. Entonces el mundo, el Universo, no habrá sido inútil; su existencia no habrá sido en vano, porque aunque se hayan de destruir todas esas estructuras, las galaxias, planetas, incluso organismos vivos, lo que hay de no material en el organismo inteligente puede sobrevivir. Al menos, en principio, queda abierta esa posibilidad. Hasta aquí llegaría un raciocinio meramente filosófico.

¿Qué afirma la Teología? Que así es: sobrevive una realidad no material. El alma es inmortal. Pero no sólo el alma es inmortal, sino que en el plan de Dios, al realizarse esa unión íntima de materia y espíritu que es el ser humano, si la materia condiciona el funcionamiento del espíritu ahora, y el alma está sometida a la materia en el marco del espacio y del tiempo, en el futuro es el espíritu el que salva a la materia de su destrucción.

De esta manera se evita la futilidad del Universo, quedando además engrandecida, realzada, la dignidad de la misma materia. Vemos que toda la evolución desde el primer momento, hace tantos miles de millones de años, hasta ahora, ha sido parte de un plan maravilloso, en que la misma materia se eleva al plano de la divinidad. Esto es lo que nos dice la Fe. La vida eterna es la vida que no ocurre ya en un marco espacio-temporal, sino que es como la vida del espíritu, sin tiempo. El Universo habrá cumplido su finalidad siendo semillero del hombre eterno.

Así pues, la misma Ciencia de la que los materialistas del siglo XIX afirmaban que conduciría a la negación de Dios, es la que ahora, como sostienen actualmente muchos científicos, conduce a las cuestiones esenciales de la existencia humana, y busca en la Metafísica y en la Teología respuestas a las preguntas que ella misma ha planteado, pero no es capaz de resolver.

En palabras de Robert Jastrow —que fue catedrático de Astronomía en la Universidad de Columbia— en su libro ‘Dios y los astrónomos’: «Para el científico que ha basado su vida en la fe en el poder de la razón, la historia acaba como un mal sueño. Ha escalado las montañas de la ignorancia, está a punto de conquistar el pico más alto y, cuando se alza sobre la roca final, es recibido por un grupo de teólogos que estaban sentados allí desde hacía siglos

Foto principal: Meteored.

FINALIDAD DEL UNIVERSO.

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