ETIOPÍA: LIBERTAD RELIGIOSA.
Por Jennifer Almendras.
Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
El ‘Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2021’ (ILR) indicó que «la Constitución de Etiopía de 1993 consagra en su artículo 11 (1 y 2), el principio de separación entre Estado y religión». «Según una ley promulgada en febrero de 2009 con el título Bando sobre Organizaciones y Sociedades de Beneficencia, todas las Iglesias y grupos religiosos se consideran instituciones benéficas y, como tales, deben presentar una solicitud de registro para que les sea reconocida la personalidad jurídica. Cada tres años tienen que renovar dicha solicitud. En caso de no registrarse, no pueden desarrollar algunas actividades, como abrir cuentas bancarias o tener representación legal. La Iglesia ortodoxa etíope y el Consejo Supremo de Asuntos Islámicos etíope están exentos de este proceso de renovación trienal», precisó.
«Las solicitudes para registrarse como grupo religioso son competencia de la Dirección de Asuntos de Fe y Religiosos del Ministerio de la Paz. La Iglesia ortodoxa etíope, que constituye la confesión religiosa más numerosa (44%), predomina especialmente en las regiones de Tigray y Amhara y en algunas zonas de Oromia. El Gobierno etíope no concede visados permanentes a los trabajadores religiosos extranjeros, salvo que estén integrados en programas de desarrollo gestionados por organizaciones no gubernamentales registradas, filiales de la Iglesia a la que pertenezca el misionero. Esta política no suele aplicarse a la Iglesia ortodoxa etíope. Como la Iglesia católica está considerada institución benéfica y no se permite que el personal religioso extranjero se jubile en Etiopía, los religiosos suelen seguir trabajando después de los 65 años. A principios de 2018 las autoridades dejaron de renovar los permisos de trabajo a quienes superasen dicha edad», afirmó, al sostener que «aunque en el pasado ya se resolvieron situaciones similares sin problema, algunas fuentes de la Iglesia católica han manifestado su inquietud ante lo que consideran ausencia de una política clara a este respecto».
Incidentes y evolución
El ILR afirmó que «en junio de 2018 fueron asesinados 20 cristianos en la zona de Bale Goba, en la Oromia». «Fuentes locales relataron que el asesinato se debió a su oposición a que se erigiese un monumento dedicado a un líder musulmán. Desde julio de 2018, unas 30 iglesias pertenecientes a la Iglesia tewahedo ortodoxa etíope han sufrido ataques, y la mitad de ellas han quedado totalmente destruidas por el fuego. La ONG International Christian Concern denuncia que posiblemente el número de casos sea mucho mayor. En agosto de 2018, en la región oriental de Somali, fueron asesinados 15 sacerdotes de la Iglesia ortodoxa y quedaron destruidas diez de sus iglesias. Además, saquearon y destrozaron otras nueve iglesias y mataron a 30 personas, aunque las fuentes locales afirman que el número de víctimas podría llegar a 50. Se siguen registrando tensiones entre los cristianos protestantes y ortodoxos», aseveró.
«En enero de 2019 se encontraron en Libia los cadáveres de 34 cristianos etíopes asesinados en 2015 por el Estado Islámico. El 4 de febrero de 2020 la policía intentó demoler una iglesia construida en un solar cuya propiedad reclama la Iglesia ortodoxa etíope. Miembros de la Iglesia se manifestaron e intentaron impedir la demolición, acción que se saldó con 17 heridos y tres muertos. En medio de la crisis de la COVID-19, las autoridades prohibieron las reuniones grandes, servicios religiosos incluidos. Sin embargo, algunos dirigentes religiosos mantuvieron abiertos los lugares de culto dando directrices sobre cómo acudir a los templos de forma segura. El 15 de mayo de 2020 la Iglesia ortodoxa etíope volvió a abrir todas sus iglesias adoptando todas las medidas de seguridad», explicó.
Futuro de la libertad religiosa
El informe consideró que «dada la situación de violencia étnica y partidismo político que ha llevado a atentar contra edificios religiosos y a asesinar a sus dirigentes, las condiciones de la libertad religiosa en el país se han deteriorado significativamente desde el informe anterior». «La religión es muy importante en Etiopía, donde en torno al 98% de la población declara tener filiación religiosa. La Iglesia tewahedo ortodoxa etíope, a la que pertenece alrededor de la mitad de la población, no es solo una organización religiosa, sino que está estrechamente vinculada a la historia del país y a la identidad de los etíopes», enfatizó, al indicar que «no se debe subestimar el impacto que tiene la quema de edificios religiosos en la población».
«La lucha a muerte que se inició en noviembre de 2020 en la región de Tigray entre los dirigentes de Tigray y el Gobierno central genera inquietud por las consecuencias que puede tener sobre la libertad religiosa de la población. Además, Etiopía es la clave de la estabilidad en la región y un conflicto podría poner en peligro la situación de los países vecinos. Cuando el problema empezó a intensificarse, el Gobierno retiró tropas de Somalia, donde estaban combatiendo contra el grupo terrorista Al Shabab participando en una misión de la Unión Africana, lo que manifiesta la influencia negativa que tiene la violencia civil en el conjunto de la zona del Cuerno de África», alertó.
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