ES MÁS FÁCIL PEDIR QUE DAR A DIOS.

Por Rubén Revello.

Jesús es el pan de vida

Todo el discurso del pan de vida, que había comenzado con la multiplicación de los panes, y había seguido con ustedes me buscan no porque me buscan espiritualmente sino porque me buscan materialmente, quieren que les dé de comer y nada más. Después se pasa a un nivel superior: danos ese pan. El pan soy yo les dice Jesús. Pero, ¿cómo vamos a comer tu carne y tu sangre?  El que no lo coma no va a poder vivir, no va a poder tener la vida eterna. Y entonces ahí viene esto: es duro este lenguaje. Todos los que habían seguido a Jesús, que habían sido muchísimos —desde la multiplicación de los panes, se calculaban 5.000 hombres sin contar mujeres y niños— poco a poco se van separando de Él. Es fácil recibir de Dios, pero en cuanto Dios pide a la gente, ellos empiezan a echarse atrás, empieza a abandonarlo.

Seguir o abandonar a Jesús

Hoy casi todos lo abandonan. Hay que entender también que el éxito de Jesús no consiste en la cantidad de gente que lo siga, sino en la cantidad de gente que lo acepte. Muchos todavía no ven, muchos todavía no descubren quién es, solo el grupo más íntimo, solo los que están más cerca de Él descubren quién es. Cuando Jesús lanza una vez más esta pregunta que corta el aire: ¿ustedes también quieren irse? Es una pregunta que nos llega a nosotros también.

Ser cristiano en medio de la sociedad

Hay que defender la vida, hay que defender la familia, hay que ser honesto, hay que mantener un cierto orden en la vida, hay que compartir con los demás. Es duro esto que nos estás pidiendo porque la sociedad está en otra cosa. La sociedad está a favor del aborto, de las doctrinas de género, del ‘matrimonio igualitario’, que cada uno haga su vida. Esto es lo que la sociedad busca. Y vivir el cristianismo en serio es duro. Ustedes mismos, ¿cuántas veces chocan en sus mismas familias, con sus hijos, con sus esposos, con sus nietos? Me pasa a mí en mi propia familia también. No es fácil ser cristiano.

Ser discípulo de Cristo supone renuncia

Y rápidamente te empiezan a poner motes: «Sos un conservador, sos un dinosaurio, a vos te lavaron la cabeza, no sabes lo que estás diciendo, el mundo está en otra cosa». Y uno tiene que soportar eso, sabiendo que el otro está en el error, tener que aguantar muchas veces y por convivencia, ¿cuántas veces nos callamos la boca? Decimos: «A mí no me vas a convencer y yo decido no luchar con vos, no quiero que cada comida familiar sea una discusión eterna». O empezamos a separarnos de nuestros amigos, no me siento cómodo con esta persona. Ser discípulo de verdad supone renuncia.

El Evangelio guía al cristiano

Para colmo, hay sectores de la Iglesia, debo decir cada vez más numerosos, que hacen una vida ‘facilonga’. Que cada uno viva como quiera. ¿Y el Evangelio? ¿no es claro el Evangelio en esto? «Pero Dios es bueno con todos», «Dios es bueno con todos». Dios es misericordioso, sí, pero para perdonar el error de quien se arrepiente, para eso Dios es misericordioso, no para decirle a todo el mundo está bien lo que estás haciendo.

Perseverar en el seguimiento de Cristo

Seguir a Cristo, ser verdaderamente discípulo de Cristo, supone un acto profundo de libertad, pero también supone perseverancia. En el campo dicen: «No es para todos, la bota de potro». No cualquiera se puede decir discípulo de Cristo. Jesús lo dice claro quién quiera ser mi discípulo debe vivir como vivo yo.

ES MÁS FÁCIL PEDIR QUE DAR A DIOS.

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