Muchos medios digitales españoles publicaron diferentes columnas de opinión y editoriales sobre Benedicto XVI tras su fallecimiento; en este caso uno de ellos tituló: «El último gran Papa», cuya autoría es de Federico Jiménez Losantos y se encuentra publicado en Libertad Digital. «Con Joseph Ratzinger se va uno de los personajes más notables de la Europa del Siglo XX. Con Benedicto XVI muere el último gran Papa de la civilización católica, a la que pertenece la España que aún se pertenece; un hombre dedicado a estudiar, comprender y tratar de explicar a los demás cómo podían convivir el Verbo y la Cosa, la Fe y la Razón, Occidente y la Cruz, esos dos milenios a la sombra de la Cruz que han definido Occidente… Con Ratzinger desaparece el último gran Papa. De nuestro tiempo y quizás de todos los tiempos, que hoy prevalecen contra la Piedra católica. Sería un milagro muy de agradecer que existiera el Cielo y, desde allí, rezase por nosotros», aseguró Jiménez Losantos.
Colabore con Verdad en Libertad
Libertad Digital también destacó en el titular de la nota de Francisco José Contreras: «Creer en lo sobrenatural para salvar lo natural». «Al elegir Papa a Joseph Ratzinger, la Iglesia puso toda la carne en el asador: confiaba su destino a uno de los grandes intelectuales de nuestro tiempo, capaz de debatir de tú a tú con Jürgen Habermas, Paolo Flores d’Arcais o Marcello Pera. Si las causas del declive de la fe fuesen filosóficas, Benedicto XVI era el cirujano más cualificado para taponar la sangría. Él estaba en condiciones de ofrecer una apología intelectual de la fe a la altura del siglo XXI», indicó Contreras. El mismo medio en una nota de José L. Raga rotuló: «In die obitus, Benedictus PP. XVI». «Rigor, sabiduría, humanismo, profundo conocimiento de la doctrina, gran teólogo y gran filósofo, hablaba con sencillez y clarividencia de los temas más escabrosos. Cuando fue elegido Papa, ya era bien conocido, no sólo en la Curia Vaticana sino en el mundo católico y no católico, como Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe», enfatizó Raga.
La Razón tituló en su editorial: «Benedicto XVI, un faro moral irrepetible». «Con él desaparece no solo un Papa de la Iglesia católica, sino el mejor teólogo del siglo XX y, por tanto, uno de los intelectuales de referencia», ratificó este medio.
ABC destacó en el titular de su editorial: «El teólogo del humanismo». «Nunca fue Benedicto XVI complaciente con el relativismo moral, ni buscó el aplauso fácil de la opinión pública. Era consciente de que le tocó vivir como Papa una época difícil para la Iglesia», indicó este medio.
Ok Diario rotuló en una columna de Jorge Fernández Díaz: «Benedicto XVI, a la Casa del Padre». «Finalmente, Joseph Ratzinger, Papa Emérito Benedicto XVI, nos ha dejado para partir hacia la Casa del Padre. Acompañado de la oración, el cariño y la gratitud de toda la Iglesia, a la que ha servido durante casi toda su vida terrena con humildad, entrega y sabiduría extraordinaria», destacó Fernández Díaz. El mismo medio tituló en una nota de opinión de José María Rotellar: «Benedicto XVI, un gran Papa». «En las últimas horas de 2022, se produjo el fallecimiento de Benedicto XVI, el Papa erudito, un Papa bueno, un gran Papa, en definitiva, que fue mano derecha de San Juan Pablo II durante veinticinco años, y cuyo pontificado fue bueno, luminoso, espiritual, prosiguiendo con la gran labor de su antecesor. Tuvimos la suerte de que visitase España en diferentes ocasiones. Sin duda, la JMJ de 2011 fue magnífica», aseguró Rotellar.
Voz Pópuli destacó en la columna realizada por Roberto Esteban Duque: «El más firme combatiente contra ‘el humanismo sin Dios’». «Denunció sin fisuras la impostura de la ‘dictadura del relativismo’, una ‘sociedad líquida’ incapaz de reconocer nada como definitivo, y que deja solo como medida última al propio yo», indicó Duque.
El Debate tituló en la nota de opinión de Ignacio Sánchez Cámara: «Benedicto XVI: la religión según la razón». «Joseph Ratzinger es uno de los más grandes pensadores de nuestro tiempo. Su contribución al planteamiento de las relaciones entre el cristianismo y la modernidad, y al diálogo entre católicos y laicos es fundamental. Ha enseñado durante décadas que la razón y la fe no se oponen, sino que se complementan e iluminan recíprocamente. La teología y la filosofía cristiana se han debatido durante siglos entre la tesis que afirma la armonía entre razón y fe y la que sostiene su absoluta separación, entre el intelectualismo y el voluntarismo», reiteró Sánchez Cámara.
La Gaceta de la Iberosfera rotuló en una columna de Hermann Tertsch: «Benedicto XVI, ese regalo». «Benedicto XVI sucedió a uno de los papas más dinámicos, presentes y pujantes de la historia… Ratzinger era muy consciente siempre de los errores del pasado y pujante con las esperanzas para el futuro», afirmó Tertsch. El mismo medio destacó en el titular de la nota de opinión de Miguel Ángel Quintana Paz: «El papa que filosofaba». «Ratzinger supo diagnosticar con agudeza los tiempos convulsos en que habitamos. Y porque acertó además con la receta para sobrevivir a ellos», aseguró Quintana Paz. En otra de las columnas de Pedro Fernández Barbadillo tituló: «La derrota del resistente». «En cuanto fue elegido papa, Ratzinger recibió ataques desaforados con una dureza que no recuerdo, salvo en el caso de Donald Trump. Muchos de los que ahora claman contra el ambiente de odio y desinformación en las redes sociales, le tildaron de ‘papa nazi’. ¿Y por qué? Porque en su homilía de la misa ‘pro eligendo pontifice’ señaló que ‘se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos’… Espiritualidad, sensatez, tradición, recuperación de la belleza y de las anclas doctrinales, dominación de los instintos… Quizás Benedicto XVI desempeñara el papel que San Pablo reserva a quien retiene al hombre de la impiedad, el hijo de la perdición, el que se enfrenta y se pone por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, hasta instalarse en el templo de Dios, proclamándose él mismo Dios», sostuvo Fernández Barbadillo.
Puede interesarle: Últimas palabras de Benedicto XVI: «¡Signore, ti amo!».