EL ROL DEL PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL EN LOS EQUIPOS DE FORMACIÓN (2).

Continuación de El rol del profesional de la salud mental en los equipos de formación (1).

Por Alejandro Antonio Zelaya.

El concepto de sinergia y el modelo de poliedro aplicado a la salud mental

Vamos a centrarnos en el ámbito de la salud mental con sus respectivos profesionales a cargo.

Muchas veces las intervenciones del profesional de la salud mental son exitosas. Otras veces pueden requerir múltiples interconsultas. El ser humano es complejo y, en definitiva, un misterio. Y también depende siempre del tipo de vínculos que se establecen entre sacerdote y profesional, sacerdote y equipo de formación permanente.

Desde el punto de vista del profesional de la salud mental, siempre es necesaria una ductilidad del profesional, con el fin de acomodarse a cada persona, a cada sacerdote, a cada ser humano, en pos de la búsqueda de su bien y salud integral. Cuando el sacerdote requiere un acompañamiento, un sostén, una estrategia que sea quizás de otro modo del que ya se viene ensayando sin producir los resultados esperados, por el bien de su salud sería imprescindible tener una mirada abierta, amplia, para recurrir a otro tipo de intervención que quizás requeriría otro profesional de la salud mental de un ámbito externo al equipo.

Dentro del mismo campo de la salud mental, también sería conveniente abrirse a la posibilidad de mirar al hermano sacerdote desde distintas miradas de distintos profesionales de la salud mental, con el fin de buscar su bienestar, lo cual redundará en el bien de su comunidad también. Podríamos contar con la mirada de varios profesionales. Esto nos ayudará como Iglesia a vivir en verdadera sinodalidad aplicada al ámbito también de la salud integral de cada presbítero y de todos como cuerpo presbiteral. De esta manera, los conceptos de inter y transdisciplinariedad adquieren una gran importancia en la mirada, planteo y resolución de los problemas de los presbíteros. De aquí se deriva que el profesional de la salud psíquica no deba ser necesariamente miembro del equipo de formación permanente.

Como nos habla el Papa Francisco de «la tensión bipolar entre la idea y la realidad. La realidad simplemente es, la idea se elabora» (Evangelii Gaudium, 231). En la atención urgente o a largo plazo de una situación de un presbítero, es necesario tener la libertad y la ductilidad en los equipos de formación permanente que pueden tener profesionales propios, pero también estar abiertos a la realidad de la necesidad de otros profesionales también fuera del equipo para interconsultas.

En momento de la Iglesia de fuerte llamado a la comunión, a caminar sinodalmente, a la escucha entre nosotros, sería importantísimo también ‘proponer el método de la escucha’ entre los distintos equipos de formación permanente: su experiencia y camino realizado con los profesionales de la salud mental en el campo de la atención a los presbíteros. ¿Sería ésta una idea lejana o algo que se puede hacer realidad y plasmarse en lo concreto? Trabajar por un mayor intercambio entre profesionales de la salud mental de equipos de formación permanente y entre distintas diócesis, sería sumamente enriquecedor con el único fin de poder aportar más y mejor para el mayor bien de nuestros hermanos sacerdotes.

‘El todo es mayor que la parte’ y esto no solamente se restringe a la mirada aplicada a un solo cuerpo presbiteral de una diócesis, sino que también puede aplicarse a distintos cuerpos presbiterales y equipos de formación permanente, lo cual invita a la posibilidad de abrirse a la indispensable necesidad de colaboración, es decir, a un mayor espíritu sinérgico que ayude a la Iglesia en general.

Abordajes nuevos, estructuras nuevas. Equipos de formación permanente y conversión pastoral

Estamos en un ‘hospital de campaña’ donde a veces las dificultades, los problemas y las enfermedades pueden ser muy complejas. El ambiente, los contextos, tienen una gran influencia e impacto en la vida de los hermanos sacerdotes. Por eso requerimos de estructuras también nuevas y modos nuevos para atender y acompañar presbíteros heridos. El planteo que proponemos significaría un llamado a la conversión pastoral también en los abordajes. Y esta conversión pastoral tendrían que realizarla, animarla y promoverla de un modo ‘artesanal’ los equipos de formación permanente, teniendo en cuenta que el único fin es poder acompañar más y mejor a los hermanos presbíteros.

Pero, ¿se puede hablar de conversión pastoral en este ámbito de acompañamiento de problemáticas de salud de los presbíteros? Creemos que sí. Estamos en el ámbito de la pastoral de pastores: la pastoral presbiteral. La mirada pastoral y la intervención con las características de escucha y acompañamiento de procesos curativos y de sanación interior son fundamentales para el pastoreo de los pastores. Los sacerdotes necesitamos ser pastoreados también. Por lo tanto, los equipos de formación permanente que acompañan a sus sacerdotes están llamados a ‘renovar’ su abordaje, su estructura, sus modos y su creatividad con el único fin de hacer el bien al hermano presbítero, a los hermanos curas; es, en definitiva, vivir el llamado a la caridad pastoral aplicada a los mismos pastores. Este modo y reconversión de los abordajes también tiene congruencia con el accionar de equipos de formación permanente de distintas diócesis que puedan colaborar y ayudarse entre sí, como sugeríamos en el apartado anterior. Planteamos una ayuda sinérgica de los distintos equipos de formación permanente entre sí con sus respectivos profesionales también. Y para ello, necesitamos pastores obispos que miren, perciban la realidad a modo de poliedro. El fin es el mejor servicio a su/s sacerdote/s, que pueden estar necesitando ayuda urgente.

El padre Alejandro Antonio Zelaya es licenciado en Psicología y miembro del Equipo de Formación Permanente del Clero de la diócesis de Avellaneda-Lanús.

EL ROL DEL PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL EN LOS EQUIPOS DE FORMACIÓN (2).

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