EL ROL DEL PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL EN LOS EQUIPOS DE FORMACIÓN (1).

Por Alejandro Antonio Zelaya.

La formación permanente y el sacerdote

La formación de los presbíteros a lo largo de las distintas etapas de la vida integra distintas dimensiones. El ser humano es cuerpo, mente y espíritu. Por lo tanto, nunca debemos perder de vista esto para poder asegurar una adecuada e integral formación humana, la cual será a su vez fundamento indispensable para todo el camino de la formación sacerdotal permanente. Proponemos un estilo pedagógico a dicha formación, que no únicamente esté orientada a la dimensión intelectual del presbítero, sino también que lo ayude a caminar en toda la dimensión humana, que atraviesa toda la vida ministerial a lo largo del curso de la vida. De ahí el nombre de ‘formación permanente’. Esta propuesta de estilo pedagógico implica un camino de acompañamiento integral e interdisciplinar realizado desde el equipo de formación permanente, lo cual significa, el acompañamiento bio-psico-socio-espiritual del sacerdote a lo largo de las distintas etapas de su vida.

Son extremadamente importantes los vínculos que se vayan formando entre equipo y sacerdote, equipo y cuerpo presbiteral. Este fortalecimiento de la interrelación se va nutriendo de compromisos, confianza y alianzas desde ambos lados. Este ‘ser acompañados’ implica además que el/los sacerdote/s, a su vez se sientan libremente invitados a ‘dejarse acompañar’, descubriendo esto como una verdadera necesidad. Como sacerdotes siempre tenemos que estar dispuestos a aprender, estar abiertos al aprendizaje —espíritu discipular— y, hoy más que nunca, llamados con más fuerza al trabajo en espíritu de sinodalidad. Estamos llamados como cuerpo presbiteral a fomentar y a auto-educarnos y también ‘aprender en comunidad presbiteral con un espíritu de constante formación para que el cuerpo eclesial pueda estar lo más sano, lo más en equilibrio posible. Aquí introducimos el modelo de cuerpo —basándonos en primer lugar en la Sagrada Escritura—, el cual está compuesto por distintos miembros, todos importantes, y cuyo ideal es estar saludable física, psíquica y espiritualmente.

El concepto de sinergia y el modelo de poliedro aplicado a la salud integral —bio-psico-socio-espiritual—

El concepto de sinergia se refiere a un trabajo o un esfuerzo para realizar una determinada tarea que implica complejidad con el fin de alcanzar el éxito al final. Significa que el todo es mayor que la suma de las partes, lo cual da como resultado un rendimiento mayor o una mayor efectividad que si se actuara sólo por separado en partes.

Teniendo en cuenta este concepto de sinergia, podríamos relacionarlo también con el modelo de poliedro. El Papa Francisco nos dice de que «tanto la acción pastoral como la acción política procuran recoger en ese poliedro lo mejor de cada uno» (Evangelii Gaudium, 236). Si bien el Santo Padre se refiere al ámbito pastoral y político en la mencionada Exhortación Apostólica, nosotros consideraríamos que se podría aplicar también al ámbito de la educación y re-educación en los equipos de formación permanente.

La mirada desde el punto de vista de la salud integral debería atravesar todas las dimensiones de la formación sacerdotal permanente. Esto requeriría un trabajo coordinado con profesionales de la salud física, psicológica y espiritual. Consideramos que sería muy útil que los equipos de formación permanente contaran con un plantel de profesionales de confianza con quienes pudieran interactuar, consultar y dejarse asesorar, al mismo tiempo que asumir el acompañamiento de los sacerdotes en espíritu de sinodalidad —caminando juntos— por el bien de nuestros hermanos presbíteros. Conozco experiencias de este tipo que se han plasmado en un equipo de distintos profesionales de la salud —médico, bioquímico, psicólogo, psiquiatra, sacerdote— para la atención de algunos presbíteros de distintas diócesis con sus respectivos obispos también involucrados e interesados vivamente en la atención y acompañamiento de sus sacerdotes.

El padre Alejandro Antonio Zelaya es licenciado en Psicología y miembro del Equipo de Formación Permanente del Clero de la diócesis de Avellaneda-Lanús.

EL ROL DEL PROFESIONAL DE LA SALUD MENTAL EN LOS EQUIPOS DE FORMACIÓN (1).

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