Francisco no pudo subirse al papamóvil, pese a la ayuda de sus asistentes, y se retiró en silla de ruedas, el miércoles 6 de marzo, después de la audiencia general en la Plaza de San Pedro, lo que generó preocupación en los fieles, frente al deterioro de su salud. El domingo 3 de marzo, en su última audiencia en la Plaza San Pedro, el Pontífice, de 87 años, decidió delegar la lectura de su discurso a un asistente.
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El incidente dejó en evidencia las dificultades que enfrenta el Papa para mantenerse en pie y realizar actividades cotidianas. El 28 de febrero pasado, Francisco fue al hospital para someterse a pruebas diagnósticas no especificadas, cuyos resultados no se hicieron públicos. En el invierno europeo, sufrió de forma intermitente un resfriado, bronquitis y gripe. Desde 2022 una inflamación de los ligamentos lo llevó a depender cada vez más de una silla de ruedas.
Los problemas de movilidad que presenta hicieron que comenzara a usar un andador, y más tarde a trasladarse en silla de ruedas. A lo largo de los años, Francisco enfrentó varias intervenciones quirúrgicas, incluida la extirpación de parte del colon y la reparación de una hernia abdominal. El Vaticano confirmó su presencia en todos los actos de la Semana Santa, desde el Domingo de Ramos del 24 de marzo al 31 de marzo próximo, con la misa de Resurrección.
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