EL CAMPO DE LA BIOÉTICA EN UN MUNDO GLOBALIZADO (1).
Por Rubén Revello.
1. La situación real de la globalización
Las comunicaciones, los multimedia, el WiFi y la invasión de las redes sociales, han puesto el mundo al alcance de la mano. Muchas personas pueden tener acceso inmediato a bibliotecas que están al otro lado del mundo, o comunicarse por correo electrónico con los autores mismos de esos libros y charlar cara a cara con ellos por teléfono celular. Hoy se puede hacer un seguimiento de las personas y ubicarlas, allí donde se hallen, con menos de un metro de error. Del mismo modo, las actuales aplicaciones nos permiten entrar a ciudades y pueblos, recorriendo sus calles y viendo los frentes de las casas, aunque jamás hayamos estado en ese lugar.
Pero toda esta cercanía que nos pone a un click del picaporte de la puerta del Pentágono o del Kremlin, ha fomentado una salida del ámbito del propio eco sistema, de la propia cultura, para explorar otras realidades totalmente ajenas. A su vez, éste cambio promueve un ingreso de otras formas culturales a nuestros propios ámbitos —recordemos que Marco Polo no solo llego a la ciudad prohibida de Pekín, a su regreso a Venecia trajo consigo el papel, la brújula y la pólvora—. Estos intercambios culturales no siempre son respetuosos de los lugares a los que llegan. Las asimetrías entre esas diferentes identidades terminan debilitando a la cultura menos tecnológica, a la más frágil por sus recursos y por el número de personas que la comparten. Así, cantidad de personas, más tecnología, más poder hegemónico conforman una nueva forma de colonialismo cultural, bajo la razón del progreso y la modernidad.
El pacto social que funcionaba en comunidades intermedias, en tiempos de globalización, termina transformándose, de hecho, en una imposición cultural, donde no todos los miembros del pacto tienen opinión verdadera. Esa presión muchas veces se ve fomentada por las grandes usinas de difusión que constituyen los organismos internacionales como Naciones Unidas o la OMS. Los acuerdos multinacionales condicionan a los países que ingresan, a aceptar ciertas pautas que suelen serles ajenas a su propio ethos, pero que se vuelven un instrumento para que los países más ricos e influyentes, ejerzan su peso ético cultural sobre los demás. Criterios sobre natalidad, aceptación del aborto libre y a demanda o las llamadas ‘políticas de género’ son solo algunos ejemplos de esas presiones transculturales que todos están obligados a aceptar, formen o no parte de su universo de valores.
“Pertenecer al mundo desarrollado, tiene sus costos éticos”.
El cuasi-monopolio de la bioética anglosajona, de corte pragmático utilitarista responde a estas características. El desamparo de la vida frágil, tanto en sus inicios como al final, se vuelve moneda corriente aún en culturas donde tradicionalmente la acogida y la veneración por la vida de los niños y los ancianos es un elemento constitutivo de su identidad. Tradiciones como la latinoamericana o la de Oriente, la veneración de los ancianos en África y Oceanía, terminan siendo ignoradas en estos acuerdos en favor de una supuesta ‘Ética global’ que responde solo a los criterios de los países centrales, dominados a su vez por razones prioritariamente economicistas.
Así, el acceso a la salud de calidad, no está más vinculado a la dignidad humana, sino al poder adquisitivo y se acepta mansamente que cada quien tiene acceso a la medicina que puede pagar.
Los servicios públicos de salud se enfrentan a una multitud de pacientes, muchas veces con insumos escasos —cuando no insuficientes—, mientras que las clases más acomodadas escapan a servicios más adecuados, consumiendo estudios de altísima complejidad, muchas veces innecesarios.
De ese modo, el principio de la globalización que supone acciones conjuntas en favor de todos los hombres, basados en la común dignidad, terminan siendo atomizado en una serie de ‘diferenciales’ vinculados a su mayor poder adquisitivo.
2. Las causas subyacentes
¿Esto significa que no debemos buscar una ética global?… De ningún modo.
Como señalaba al comienzo de mi exposición, el mundo se ha empequeñecido con las comunicaciones, todos estamos más cerca de todos, influimos y somos influenciados por quienes nos rodean. Esa cercanía genera interdependencia y un lenguaje común ético, político y económico.
Mientras que en la antigüedad, cada valle encerraba un dialecto, debido a la incomunicación de las personas que lo habitaban, hoy la «salida de sí» la «apertura al mundo» requiere —e impone— sus propios vínculos. Las economías se influyen mutuamente, de modo que la caída de Grecia, México o Argentina, repercuten en el resto de los países. Estos a su vez se agrupan regionalmente para ejercer mayor peso en las negociaciones —Mercosur, Comunidad Económica Europea, La Liga de países Africanos—. La justicia misma no es ajena a esta globalización y crea Cortes y Tribunales Internacionales —Como la Corte Interamericana de Justicia, la Corte Europea o el Tribunal Internacional de La Haya—.
Hemos de reconocer que se ha avanzado mucho en el terreno de la integración global y que salirse del sistema es muy complicado, tal como sucede con el reciente experimento del Brexit. Sin embargo, la pertenencia a estos mega bloques de naciones ha estimulado, como efecto rebote, el subyacente nacionalismo de muchos países a extremos que creíamos ya superados. Por tomar solo el ejemplo de Europa: Catalunya, Los Países Vascos, Andalucía, en España; Escocia, Irlanda y Gales en Reino Unido; Normandía en Francia; La Lega Nord con el Véneto, Piamonte y la pianura Padana, en Italia; por no hablar de los Balcanes y hasta el Tirol en Alemania. Cada uno de los casos citados, pretenden independizarse de los países de los que forman parte desde hace siglos. La justificación de todos ellos coincide en algunos puntos:
- Las leyes migratorias que fomentan la invasión de extranjeros que no se
avienen a las formas culturales del país
que los recibe, - la pérdida de la soberanía jurídica y la imposición de criterios extraños a sus culturas y
- las superestructuras burocráticas que insume altos costos para su sostenimiento.
El campo de la bioética en un mundo globalizado (1) en PDF.
EL CAMPO DE LA BIOÉTICA EN UN MUNDO GLOBALIZADO (1). Por Rubén Revello.
Publicado originalmente en UCA en 2019.