DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ: CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE (10).
Continuación de Diálogo vivo con san Juan de la Cruz: Conversaciones subiendo al monte (9).
Por Silvio Pereira.
10. Desapropiación y aniquilación espiritual
Mi impresionante amigo Fray Juan, tan admirable y revestido por tu Amado de luminosa grandeza. Debemos insistir y ahondar en este camino de la nada de la Cruz. No es lenguaje sabroso ni pensamiento fácil para nuestros lectores. Mas en caridad debemos proclamar el único camino que lleva a la Unión con Dios de tal modo que, aunque genere resistencia y rechazo, no quede duda alguna de cómo se ha de transitar por él.
«…no sólo de todo lo que es de parte de las criaturas ha de ir el alma desembarazada, mas también de todo lo que es de parte de su espíritu ha de caminar desapropiada y aniquilada» (SMC L2, Cap.
7,4).
En primer lugar, el término «desapropiación» —tan de la tradición mendicante—, que también hemos tratado como «desasimiento» o «desapego» lo venimos conversando ampliamente. Pero el concepto «aniquilación» ciertamente debe resultar revulsivo y conmovedor. ¿El alma debe ser aniquilada? ¿Qué significa tamaña afirmación que parece contradecir todo sentido común de fe? Sin embargo ya desde los Padres del Desierto conocemos un tal concepto.
Debemos usarlo con precisión pues no faltan personas que puedan entenderlo de un modo enfermizo. Lo que debe ser aniquilado es el Adán terrestre por ponerlo en simbólica paulina. Hasta que el alma no alcance una madura y estable Unión con su Amado y Adán Celeste Jesucristo, todavía persistirá en ella —liberada del pecado original pero no de la concupiscencia— una búsqueda de sí misma que excluya a Dios. Debe terminar de morir a ese volverse sobre sí para endiosarse de algún o de otro modo. Hasta que no logre descentrarse continuará impura, apropiada y posesiva. ¡Y lo novedoso es que debe desapropiarse espiritualmente también! ¿De qué se trata?
«…todavía antes andan a cebar y vestir su naturaleza de consolaciones y sentimientos espirituales que a desnudarla y negarla en eso y es otro por Dios, que piensan que basta negarla en lo del mundo, y no aniquilarla y purificarla en la propiedad espiritual. De donde les nace que en ofreciéndoseles algo de esto sólido y perfecto, que es la aniquilación de toda suavidad en Dios, en sequedad, en sinsabor, en trabajo —lo cual es la cruz pura espiritual y desnudez de espíritu pobre de Cristo— huyen de ello como de la muerte, y sólo andan a buscar dulzuras y comunicaciones sabrosas en Dios. Y esto no es la negación de sí mismo y desnudez de espíritu, sino golosina de espíritu» (SMC L2, Cap. 7,5).
Estimado Fray Juan, ¡qué cansador es ver tanto hermano que no adelanta y avanza por no aceptar el camino ineludible de la Cruz! Tienen experiencia espiritual pero no pasan de sus inicios, no crecen. Porque como bien dices buscan «golosina espiritual», y sólo están dispuestos a aceptar del Señor el consuelo, lo sabroso y dulce, lo que les parece deleitable, cuánto les produzca satisfacción interior, lo extraordinario y milagroso. Y en los principios para atraerlos Tú les hablas de ese modo, para que te conozcan y se animen a arrimarse más a Ti. Pero en cuanto les cambias tu lenguaje para niños que solo comen papilla por alimento sólido de adultos, se espantan y huyen o simplemente se disturban, confunden o entran en crisis. No acogerán la aridez y desabrimiento ni la aspereza trabajosa de la prueba. No acogerán Señor, tu Cruz.
Ellos piensan que con una moderación voluntaria de los placeres del mundo basta. Y aunque materialmente parezcan pobres y sobrios, pueden acumular ávidamente «propiedad espiritual» y enriquecerse a sí mismos perdiéndote a Ti. Porque en toda esa aventura de «tener experiencias espirituales», las cuales además gustan de coleccionar y exhibir a los demás por vanagloria, no se buscan sino solo a sí mismos.
«En lo cual, espiritualmente, se hacen enemigos de la cruz de Cristo; porque el verdadero espíritu antes busca lo desabrido en Dios que lo sabroso, y más se inclina al padecer que al consuelo, y más a carecer de todo bien por Dios que a poseerle, y a las sequedades y aflicciones que a las dulces comunicaciones, sabiendo que esto es seguir a Cristo y negarse a sí mismo, y es otro, por ventura, buscarse a sí mismo en Dios, lo cual es harto contrario al amor. Porque buscarse a sí en Dios es buscar los regalos y recreaciones de Dios; mas buscar a Dios en sí es no sólo querer carecer de eso y de es otro por Dios, sino inclinarse a escoger por Cristo todo lo más desabrido, ahora de Dios, ahora del mundo; y esto es amor de Dios» (SMC L2, Cap. 7,5).
A veces quisiera decir a quienes acompaño de una sola vez: «Cuando le pides a Dios algo para ti solo demuestras que te amas a ti mismo y que esperas que Dios te ame también. Incluso cuando lo alabas y bendices por el bien que te ha hecho sigues afirmando lo mismo: que el centro de todo eres tú. Eres amado, ¿pero amas? Solo cuando recibes lo que Dios da, sobre todo cuando es prueba y desolación, cuando es árido desierto, cuando no tiene sabor ni rédito, cuando es poda y purificación, cuando te solicita entregarle tu vida, entonces podrás decir que le amas a Él. Por eso Cristo que te ama tanto, para que crezcas y madures, no tardará demasiado en ofrecerte su Cruz. Y de tu decisión se abrirá el Camino o permanecerás dando infructuosas vueltas en el mismo lugar sin nunca adelantar en verdadero espíritu».
«Porque, si el hombre se determina a sujetarse a llevar esta cruz, que es un determinarse de veras a querer hallar y llevar trabajo en todas las cosas por Dios, en todas ellas hallará grande alivio y suavidad para —andar— este camino, así desnudo de todo, sin querer nada. Empero, si pretende tener algo, ahora de Dios, ahora de otra cosa, con propiedad alguna, no va desnudo ni negado en todo; y así, ni cabrá ni podrá subir por esta senda angosta hacia arriba» (SMC L2, Cap. 7,5).
Y también quisiera decirles a muchas ovejas como si hablara con chiquillos: «Oye larga ya, suelta, basta de encapricharte y empecinarte. Corta ya de una vez con tus derechos y privilegios, termina de exhibir cuánto has hecho y de reclamar para mantenerte en tu posición, culmina de hacerle pagar el derecho de piso a los nuevos porque tu estas desde antes, renuncia a ser un tapón que obstruye porque no admitirás que las cosas sigan adelante sin ti o de un modo diferente al tuyo. No te cargues de tanto peso que te será imposible ascender. ¿Cómo habrá Dios en tu vida si estás apegado tanto a tu pretendido poderío y preeminencia? ¡Desnúdate ya o morirás! ¡Sí, hermano mío, desnúdate ya o morirás!».
«Y así querría yo persuadir a los espirituales cómo este camino de Dios no consiste en multiplicidad de consideraciones, ni modos, ni maneras, ni gustos —aunque esto, en su manera, sea necesario a los principiantes— sino en una cosa sola necesaria, que es saberse negar de veras, según lo exterior e interior, dándose al padecer por Cristo y aniquilarse en todo…» (SMC L2, Cap. 7,8).
«Pues los vemos andar buscando en él sus gustos y consolaciones, amándose mucho a sí, mas no sus amarguras y muertes, amándole mucho a él» (SMC L2, Cap. 7,12).
*SMC: Subida al Monte Carmelo.
*Retrato primitivo de san Juan de la Cruz proveniente de Málaga. Úbeda. Carmelitas Descalzos. Anónimo, s. XVI-XVII/ Cervantes Virtual.
DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ. CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE (10).
El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal y tiene el canal de YouTube @silviodantepereiracarro.
Gracias!
Muchas gracias padre Silvio Por sus enseñanzas tomarse el tiempo que Dios lo bendiga y lo acompañe siempre