El diácono Petro Tokach, católico ucraniano de rito griego, es cónsul honorario y estableció su base en la ciudad eslovaca de Poprad para buscar ambulancias, minibuses y todoterrenos que envía a Ucrania. Con ayuda de un equipo de voluntarios, y habiendo empezado ya en 2014, cuando Rusia ocupó Crimea y empezaron los disparos en Dombás, a finales de noviembre pasado, alcanzó su vehículo número 100, que fue bendecido por el arzobispo mayor grecocatólico, Sviatoslav Shevchuk.
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Shevchuk bendijo 2 ambulancias y un todoterreno, junto a la catedral grecocatólica de Kiev. Las ambulancias están bien equipadas, con desfibrilador, concentrador de oxígeno y una mochila de paramédico, y se entregarán a una brigada médica militar que opera en Donetsk. La mayoría de los vehículos que ha conseguido el diácono Petro son ambulancias, siempre necesarias para trasladar heridos en el frente y en la segunda línea de atención. Hay que tener en cuenta que en los últimos meses, la mitad de los civiles que mueren en la guerra lo hacen en explosiones de misiles de largo alcance y munición de racimo muy lejos del frente.
Los minibuses sirven para trasladar desplazados, refugiados y equipos de sanitarios. Los vehículos todoterreno llevan paquetes de comida o combustible en invierno a hogares cerca de la línea de combate donde apenas hay carreteras o están ya muy dañadas. El arzobispo Shevchuk está asombrado con el diácono Petro Tokach y su equipo, y por eso pegan a las últimas ambulancias la pegatina ‘Tokachteam’. «Hemos bendecido este vehículo para que sirva el mayor tiempo y lo mejor posible y para que, junto con la enorme comunidad ucraniana que se reúne en nuestra Iglesia greco-católica, este día de victoria llegue lo antes posible», afirmó Shevchuk.
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