Una investigación realizada por la empresa sevillana Gestionarte, con Benjamín Domínguez como conservador-restaurador, descubrió el primer cuadro de la Inmaculada que pintó Bartolomé Esteban Murillo, conservada en la iglesia de San Vicente Mártir de Sevilla y pintada en torno a 1645. El proceso se inició en el 2011, según indicó EFE, y el entonces párroco, Pedro Arenal, le encargó a Domínguez una labor que retomó su sucesor, Marcelino Manzano, que encontró la financiación. Con la llegada del actual sacerdote, Carlos Coloma, se inició en concreto el trabajo.
«A partir de setiembre de 2019 iniciamos una intervención, con la dificultad propia de ser una pintura sobre lienzo que estaba muy deteriorada, aunque no dañada desde el punto de vista del soporte, con lo que fue una labor muy complicada», precisó Domínguez. «Cuando se hace el primer informe, se ve que es pintura de una alta calidad, pero los barnices impedían ver la calidad de la obra, con la complicación de que, además, no existe documentación histórica en la parroquia sobre su origen», explicó.
Los expertos consideraron distintas hipótesis, como que fuese un encargo a la parroquia no registrado o una obra desamortizada de algún convento, pero aparte de definir su origen, el trabajo de restauración salió adelante. El trabajo de investigación fue desarrollado por los expertos Antonio Romero e Ignacio Cano, y se encuentra publicado en la revista ‘Ars Magazine’ El estudio realizado concluyó que es el primer cuadro de la Inmaculada que pintó el sevillano Murillo en torno a 1645.
