Por Juan María Gallardo. Cuentos para reflexionar y orar: Dígale al padre que…

 

Del libro “Cuentos para pensar” del Pedro Chinaglia (SDB)

Dígale al cura ese que me olvidé de sus pecados

Se decía en una aldea que una anciana señora era una vidente. El cura quiso averiguar la autenticidad de sus visiones. La llamó y le dijo: «La próxima vez que Dios te hable pídele que te revele mis pecados, que sólo Él conoce». La mujer regresó pocos días más tarde y el cura le preguntó si Dios se le había vuelto a hablar. Y, al responderle que sí, le dijo:

«¿Y le pediste lo que te ordené?».

«Sí, lo hice».

«¿Y qué te dijo?».

«Dile al cura que he olvidado sus pecados».

Perdonar de veras es olvidar, pero no el en sentido psicológico de no recordar lo que pasó como si no hubiera pasado, sino en el sentido de no echarle en la cara al ofensor lo que él había hecho y sobre todo de no pensar en ninguna venganza.

Algunos dirá que Dios no sabe perdonar del todo porque nos hará sufrir en el Purgatorio por los pecados que hemos cometido y que él nos perdonó. Dios ¿no nos perdona entonces del todo?

¿Qué respondemos a esta sospecha?. Si Dios nos perdona del todo, ¿por qué entonces las penas del purgatorio?

El motivo está no en que Dios no sabe perdonar sino en que nosotros no nos arrepentimos de veras. Muchas veces nuestro arrepentimiento tiene poco que ver con el amor, nos arrepentimos porque tenemos que pagar las consecuencias de nuestros errores y culpas pero no tanto porque hemos ofendido a Dios y les hemos dado un disgusto. Pagaremos en el Purgatorio aquella pena del pecado cometido que no pudo ser eliminada del todo por nuestro insuficiente arrepentimiento.

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