La Comisión Europea, a través de su presidente Ursula von der Leyen, y el máximo responsable para la diplomacia europea, Josep Borrell, minusvaloró la cristianofobia, tras lanzar un llamamiento a la acción de todos los europeos para que «se levanten contra el odio y defiendan la tolerancia y el respeto», puesto que después del ataque de Hamás a Israel hubo en el mundo manifestaciones a favor y en contra de unos y otros.
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Indicó que estas circunstancias provocan el aumento de odio entre estas comunidades y, en consecuencia, el aumento de lo que consideran «islamofobia y antisemitismo», sin hacer mención de la cristianofobia. «Europa está experimentando un alarmante aumento de la incitación al odio y de los delitos motivados por el odio, y las pruebas demuestran que las comunidades judía y musulmana se ven especialmente afectadas», aseguró. El odio contra los cristianos no parece que sea motivo de preocupación para las autoridades europeas.
La comisaria de Interior Ylva Johansson y su homólogo español, Fernando Grande-Marlaska, plantearon preocupaciones semejantes en rueda de prensa, a principios de este mes. ‘El Debate’ les consultó sobre la preocupación por el odio a los cristianos, que se encuentra inexistente en todos los comunicados públicos de las instituciones europeas y ambos aseguraron que les preocupa «el odio en todas sus formas» y que trabajan para que nadie sea discriminado, pero en ningún momento hicieron mención expresa a lo referido en las preguntas sobre la persecución.
Bruselas adelantó la convocatoria de propuestas del Fondo de Seguridad Interior, prevista para 2024, al prestar especial atención a los lugares de culto judíos, con un presupuesto mayor. El programa PROTECT se reforzará en 2024 con financiación adicional para la protección de espacios públicos y lugares de culto de todas las confesiones, incluido un aumento de 5.000.000 de euros para hacer frente a las amenazas que plantea el antisemitismo. Sin embargo, las iglesias no están contempladas en este nuevo paquete presupuestario.
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