Los católicos de Paraguay reciben en una gran movilización las reliquias de María Felicia de Jesús Sacramentado, llamada ‘Chiquitunga’, su primera beata, que arribaron en 2 urnas al Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi, el martes 21 de septiembre alrededor de las 5 de la mañana. Las reliquias de la beata vuelven después de 3 años a Paraguay, tras ser enviadas a Roma el 26 de marzo de 2018 para un proceso de conservación, y se retrasó desde entonces por la pandemia de COVID-19. ‘Chiquitunga’ fue declarada venerable por Benedicto XVI en marzo de 2010, y en marzo de 2018 Francisco autorizó su beatificación, que fue celebrada el 23 de junio de ese año en la capital del país.
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Suscríbase al boletín de VenLEl obispo de Villarrica y presidente de la Conferencia Episcopal de Paraguay, Adalberto Martínez Flores, presidió una Misa en el estacionamiento de la principal estación aérea del país y en la que también participó el arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, en presencia de las autoridades, los familiares de la carmelita y los fieles, muchos de los cuales portaban ramos de flores, retratos de la beata y banderas paraguayas. Martínez recordó los inicios de la primera beata del país para consagrarse a la fe de Dios, no sin antes pasar por momentos complicados. «‘Chiquitunga’ fue escogida especialmente por Dios a través de varios ministerios para su perfección en la santidad: fue apóstol, catequista, maestra, evangelizadora y servidora incansable, tanto en la acción como en la oración», reflexionó el prelado, en la homilía, en presencia de los católicos de Paraguay reciben las reliquias de la beata.
«La vida de ‘Chiquitunga’, de testimonio de amor al prójimo es una propuesta para los jóvenes de hoy, quienes precisan aventurarse en este camino de entrega total a Dios, a través del amor de Dios manifestado en el amor a los demás», aseguró, tras indicar que el testimonio de la beata invita al compromiso social y político, por el bien común. Tras la Misa, las urnas fueron trasladadas al monasterio de las Carmelitas Descalzas —orden a la que pertenecía la beata fallecida en 1959 a los 34 años— escoltadas por motociclistas de la Policía Estatal y una caravana de fieles. Luego de media hora las reliquias llegaron a su destino, recibidas con aplausos y música de la banda del ejército. Las urnas se colocaron en la capilla preparada, junto con un retrato de la beata, luego se interpretó el himno nacional de Paraguay.
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