El cardenal y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de India, Oswald Gracias, destaca el testimonio de san Devasahayam ‘Lázaro’ Pillai, el nuevo primer santo laico del país, que fue canonizado recientemente por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro. Pillai, originario de Tamil Nadu y nacido en el seno de una familia de casta superior e hinduista, siguió la carrera militar y llegó a ser ministro del entonces Reino de Travancore, como funcionario del palacio real. Tras conocer el Evangelio, tomó el nombre de Lázaro y predicó la igualdad entre todas las personas en el nombre de Jesús, lo que desató la hostilidad en la corte en contra de él y condujo a su arresto y martirio.
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«La canonización del beato Lázaro, llamado Devasahayam pone de relieve que era un discípulo de Jesús que vivió plenamente el Evangelio en su vida. Era laico, y eso muestra que la santidad es para todas las personas, no sólo para los consagrados. Hoy se habla cada vez más de la vocación de los laicos en la Iglesia y aquí tenemos un laico indio, padre de familia, que dio un verdadero y genuino testimonio de los valores del Evangelio. Amaba a los pobres y a los dalits y era un grandioso testigo del Espíritu de Cristo», indicó el purpurado, al reiterar que el nuevo santo «era un hombre casado que dio un testimonio de vida en medio de la sociedad y demostró que podemos vivir nuestra santidad en todas las vocaciones».
Explicó que la canonización de san Devasahayam Pillai «es un gran honor», puesto que «es el primer mártir laico indio y representa un punto de inflexión, un signo de madurez de nuestra Iglesia, lo que es un maravilloso regalo de Dios». «Y también lo es para toda la Iglesia en Asia: una señal de nuestra autoconciencia. Antes de ser colaboradores de la Iglesia universal recibíamos de otros la teología, la espiritualidad, la misión. Ahora somos colaboradores de la Iglesia universal y enviamos nuestros misioneros por todo el mundo, pero también con la teología y con nuestra experiencia de fe en el diálogo. La Iglesia en Asia está creciendo, no numéricamente sino en profundidad, en la comprensión del cristianismo, del discipulado. Tenemos un papel que desempeñar en la Iglesia universal y esta canonización lo confirma», ratificó el cardenal Gracias, quien destaca el testimonio del nuevo santo.
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