Cardenal Collins denuncia que «cualquier enfermedad, dolencia o incapacidad grave e incurable haría a una persona elegible para la eutanasia» en Canadá

El arzobispo de Toronto, Thomas Collins, lamentó el proyecto de ley C-7, que cuenta con esfuerzos legislativos, en una columna en el 'Toronto Star'. "En lugar de desarrollar una cultura general de atención, nos estamos precipitando hacia la muerte por demanda", indicó Collins.

Cardenal Collins eutanasia

El cardenal y arzobispo de Toronto, Thomas Collins, aseveró según el proyecto de ley C-7 «cualquier enfermedad, dolencia o incapacidad grave e incurable haría a una persona elegible para la eutanasia», en una columna en el ‘Toronto Star’, frente a los cambios propuestos a las normativas al respecto en Canadá, el lunes 2 de marzo. En 2016, el país norteamericano legalizó lamentablemente por primera vez el suicidio asistido.

«Este es un nuevo capítulo de la muerte por demanda. Canadá dejó de lado las restricciones a un ritmo mucho más rápido que cualquier otra jurisdicción del mundo que haya legalizado la eutanasia», lamentó el prelado, quien denunció la falta de servicios de cuidados paliativos ampliamente disponibles y cuestionó por qué no había «voluntad política de impulsar los cuidados paliativos para todos los canadienses». «En lugar de desarrollar una cultura general de atención, nos estamos precipitando hacia la muerte por demanda», condenó el cardenal Collins al referirse a la eutanasia.

Aseguró que «los mismos doctores que están tratando de cuidar a sus pacientes ahora serán llamados a aprobar la eutanasia para ellos» y reiteró que los enfermos, los ancianos y los discapacitados «necesitan una vida asistida, no una muerte asistida». «Nunca deben ser vistos como una carga para nuestra sociedad», afirmó, tras indicar que le preocupa que estas poblaciones vulnerables «puedan verse presionadas, ya sea por la familia, los amigos o incluso por sus propios profesionales de la salud, para ‘aliviar su carga’ y poner fin a sus vidas». En febrero pasado, la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos indicó en un comunicado su «mayor preocupación y consternación» por el proyecto de ley C-7, al precisar que pone en peligro a aquellos que firman directivas anticipadas, pero cambian de opinión en una fecha posterior. «Si desde entonces su capacidad de comunicación se ha visto afectada, (se) dejaría que expresaran su negativa con ‘palabras, sonidos y gestos potencialmente vagos'», denunció.

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