John Sherrington, obispo responsable de las cuestiones relacionadas con la vida de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, destacó el trabajo de Iglesia con los enfermos terminales y moribundos, a quienes acompaña al final de sus vidas «con esperanza y afecto, pero también les recuerda que su vida es preciosa hasta el último aliento».
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El prelado aseveró que la legalización del suicidio asistido «socava la santidad y la dignidad de la vida humana», tras recordar que el Parlamento británico regresa la semana próxima, y el proyecto que pretende legalizar el suicidio asistido se debatirá en la Cámara de los Lores. «Deseo reafirmar que la Iglesia Católica siempre se opuso al suicidio asistido en cualquier circunstancia. La legalización del suicidio asistido socava la santidad y la dignidad de la vida humana.
«En la actualidad existen numerosas pruebas en todo el mundo de que la legalización del suicidio asistido pone en peligro a los miembros más vulnerables de la sociedad», afirmó Sherrington. «Este es el trabajo que los hospicios y otras instituciones sanitarias y cientos de miles de cuidadores individuales llevan a cabo cada día, ayudando a los enfermos terminales y moribundos a dejar este mundo preservando su dignidad. Prestan verdadera asistencia a los moribundos», destacó.
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