El cardenal y predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, exhortó a «poner al Espíritu Santo en el centro de toda la vida de la Iglesia y, en particular, en este momento, en el centro de las decisiones sinodales», durante la primera predicación de Cuaresma que dirigió para el Papa y los miembros de la Curia Romana, el viernes 3 de marzo, el cual se realizó en el Aula Pablo VI del Vaticano
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Explicó que la intención de los 5 sermones de Cuaresma es animarnos a poner al Espíritu Santo en el centro. «La fuerza del amor cristiano reside en el hecho de que es capaz de cambiar el signo incluso del juicio y, de un acto de desamor, convertirlo en un acto de amor. No con nuestras propias fuerzas, sino gracias al amor que fue derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado», indicó.
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El purpurado consideró «en otras palabras, retomar la apremiante invitación que el Resucitado dirige, en el Apocalipsis, a cada una de las siete Iglesias de Asia Menor: El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las Iglesias (Ap 2, 7)». Es la única manera, entre otras cosas, que tengo para no permanecer completamente ajeno al compromiso en curso con el sínodo», aseguró el cardenal Cantalamessa.
Aseguró que en su primer sermón se limita a retomar la lección que llega de la Iglesia naciente. «Quisiera mostrar cómo el Espíritu Santo guió a los apóstoles y a la comunidad cristiana a dar sus primeros pasos en la historia. Cuando las palabras de Jesús antes citadas sobre la asistencia del Paráclito fueron escritas por Juan, la Iglesia ya había tenido experiencia práctica de ella, y es precisamente esta experiencia, nos dicen los exegetas, la que se refleja en las palabras del evangelista», destacó.
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