BREVE INTRODUCCIÓN A LA LECTIO DIVINA (2). 

Continuación de Breve introducción a la Lectio Divina (1).

Por Silvio Pereira.

Los pasos o momentos de la Lectio

El ejercicio de lectura orante con la Palabra de Dios, clásicamente es presentado constando de 4 pasos o momentos. A saber:

  1. Lectio —Lectura—
  2. Meditatio —Meditación—
  3. Oratio —Oración—
  4. Contemplatio —Contemplación—

Algunos autores más contemporáneos han incluido un quinto paso: la acción. Obviamente les parecía que el proceso de lectura orante de la Palabra de Dios quedaba trunco sino derivaba en algún propósito de vida, en una respuesta transformante de la realidad. —Oportunamente valoraremos si esta adición metodológica es válida—.

En cuanto a la ejercitación de la Lectio debemos advertir que en verdad nunca es claro cuando se pasa de un momento a otro, pues bien practicada, naturalmente cada uno de los pasos engendra al siguiente en un proceso dinámico sin notorias rupturas. ¿Cuándo se termina de leer y se comienza a meditar? ¿O cuándo culmina la meditación y se origina la oración? El movimiento propio de la Lectio Divina, bajo la animación del Espíritu Santo, hace de ella un camino donde todo el desarrollo parece emerger de la misma vitalidad fecunda de la Palabra de Dios que despliega frente al orante toda su Sabiduría.

El ejercicio comunitario de la Lectio Divina

Claramente la Lectio surge y se sostiene en la mayor parte de la historia eclesial como una práctica personal. Tras el Concilio Vaticano II, que impulsa recuperar una mayor centralidad de la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, se consolidará la «Pastoral Bíblica», hoy entendida como «Animación Bíblica de la Pastoral». Bajo el empeño de volver a poner la Biblia en las manos y al alcance de todo el Pueblo de Dios, con una renovada presencia en la Catequesis, comenzarán experiencias comunitarias de acceso a la Sagrada Escritura.

Se han dado entiendo diversos modelos de acercamiento comunitario a la Sagrada Escritura, que creo aún conviven contemporáneamente, con sus estilos y metodología.

  • La Campaña Bíblica y los Círculos Bíblicos

Entre nosotros la «Campaña Bíblica» promovió el acceso popular a la Escritura, tanto con ejemplares de divulgación masiva, como con múltiples cursos de catequesis bíblica. En ese ámbito van fundándose los «Círculos Bíblicos». El formato bastante centralizado y uniforme se repetía en todos los grupos. Generalmente el Círculo Bíblico dependía de la figura del Animador, quien solía ser más bien un moderador que favorecía la fluidez del diálogo entre los miembros y que raramente ejercía una tarea de docencia. Los subsidios o recursos eran más bien mínimos, con cierta desconfianza en las herramientas exegéticas y los contenidos académicos, pues se recelaba que irían en contra de una lectura popular. El método de los Círculos se basaba en tres interrogantes que marcaban momentos:

  1. ¿Qué dice la Palabra de Dios?
  2. ¿Qué me dice a mí?
  3. ¿Qué le digo yo?

Mi experiencia pastoral concreta me dice que esta metodología tenía como fortaleza su capacidad de llegar con la Escritura a todos, especialmente a los más humildes. Su debilidad se encontraba en qué el paso de la lectura objetiva del texto —sentido literal, o sea ¿qué dice?—, era muy superficial. En cambio se priorizaba en exceso el aspecto subjetivo —¿qué me dice?—. Ese vago anclaje en el sentido literal, ese apresuramiento para encontrar la aplicación a las situaciones vitales, la renuncia a un rol docente más activo por parte del Animador y una ingenua teología sobre la animación del Espíritu Santo y las disposiciones humanas; resultaba a veces en interpretaciones decididamente equívocas, anecdóticas, descontextualizadas o desconectadas del sentido propio del texto.

  • Los Cursos Bíblicos y los Grupos de Estudio Bíblico

Una opción diferente se encuentra más ligada al conocimiento académico de la Escritura. Probablemente más anclados en Cursos Bíblicos —no de tipo catequístico sino de divulgación de Teología Bíblica—, se forman «Grupos de Estudio Bíblico». En ellos el Animador tiene una mayor conducción y tarea docente, enseñando a realizar una lectura del texto que acceda al sentido espiritual desde una correcta interpretación del sentido literal. Podrá entonces desplegar diversas herramientas exegéticas, eligiéndolas y acomodándolas al nivel de sus interlocutores. Así los introduce en el uso de diversas técnicas de interpretación del texto de la Escritura.

Obviamente la fortaleza de este empeño radica en hacer crecer al lector justamente en su capacidad y habilidad para leer la Palabra de Dios. Su debilidad consiste en que el realce del estudio del texto, la gran concentración sobre el sentido literal, tiende a diluir el ambiente de oración. Se produce un conocimiento sobre la Palabra pero no siempre —depende de la aptitud del Animador y del Grupo— un proceso de creciente espiritualidad.

  • A la búsqueda de una Lectio comunitaria

A mi ver aún estamos experimentando cómo realizar la Lectio Divina en comunidad. Los enfoques previamente descriptos claramente no respetaban el método de la Lectio Divina. Intentaré a continuación en este artículo, basado en mi experiencia pastoral, dar algunas claves prácticas para realizar la Lectio junto a otros hermanos. No todo se podrá trasladar a la lectura orante a nivel personal, pero será fácil de establecer el paralelo entre ambas dinámicas.

BREVE INTRODUCCIÓN A LA LECTIO DIVINA (2). Por Silvio Pereira.

El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal.

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