«BENEDICTO XVI: EL INTELECTUAL QUE LLEGÓ A SER PAPA».
Por Jennifer Almendras.
Algunos medios digitales de Argentina publicaron columnas de opinión sobre Benedicto XVI tras su fallecimiento; uno de ellos tituló: «Benedicto XVI: el intelectual que llegó a ser Papa».
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En cuanto a las notas de opinión sobre Benedicto XVI, Infobae rotuló en la nota de Julián Schvindlerman: «Benedicto XVI: el intelectual que llegó a ser Papa». «El papa emérito, el tímido teólogo alemán que intentó reanimar el cristianismo en una Europa secularizada y que será recordado como el primer pontífice que renunció al cargo en 600 años, falleció el sábado pasado. Tenía 95 años. Ratzinger detentó varios cargos durante su derrotero clerical e intelectual. Hasta el año 2000 había recibido doctorados honoris causa de universidades de Estados Unidos, Perú, Alemania, Polonia, España e Italia. También fue comandante de la Legión de Honor de Francia. Al momento de ascender al trono de Pedro, Ratzinger tenía ya treinta obras publicadas, y muchas más se sucederían durante su pontificado, en particular tres volúmenes celebrados sobre Jesús de Nazaret. Publicó tres encíclicas, las que son consideradas elevadas expresiones del magisterio pontificio. Ellas fueron Deus caritas est (2005), Spe salvi (2007) y Caritas in veritate (2009); para el 2013 había elaborado una cuarta que no alcanzó a publicarse antes del fin de su pontificado. Sus exhortaciones apostólicas post-sinodales Sacramentum caritatis (2007) y Verbum Domini (2010) son considerados documentos muy importantes. Pronunció a su vez una gran cantidad de mensajes, bulas y discursos durante los casi ocho años de su pontificado, entre los que merecen subrayarse, en la opinión del periodista y sacerdote español Antonio Pelayo, su Lectio magistralis en la Universidad de Ratisbona (2006) y ponencias ante Westminster Hall (Londres, 2010) y el Reichstag (Berlín, 2011). Según la Agencia Católica de Noticias, la cantidad aproximada de libros que había en su biblioteca personal llegaba a los veinte mil ejemplares, lo que da crédito a un perfil de lector erudito», afirmó Schvindlerman. El mismo medio en una columna de opinión de Pablo Blanco Sarto rotuló: «Benedicto XVI, el Papa alemán». «Joseph Ratzinger nació en Marktl am Inn en 1927. Hijo de un gendarme rural y de una sencilla madre de familia, recibió una sólida formación cristiana, que se oponía abiertamente al régimen de Hitler. En la escuela destacó por sus dotes intelectuales y por su afición a las lenguas clásicas, a la vez que iba adquiriendo sensibilidad hacia la liturgia. Benedicto XVI mantiene así la sencillez de los campesinos bávaros», enfatizó Blanco Sarto. En otra nota de opinión de Pablo Yurman: «La advertencia de Benedicto XVI sobre el riesgo de que Occidente olvide sus raíces culturales, sustento de los derechos humanos». «Fue formulada en un discurso pronunciado en Alemania en 2011, en el que reivindicó ‘el encuentro de Jerusalén, Atenas y Roma’ del cual ‘nació la cultura de Europa’… En palabras del entonces Obispo de Roma, Europa no es tanto un concepto geográfico sino antes que nada cultural. En tal sentido, Ratzinger afirmó que ‘la cultura de Europa nació del encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma, el encuentro entre la fe en el Dios de Israel, la razón filosófica de los griegos y el pensamiento jurídico de Roma. Este triple encuentro configura la íntima identidad de Europa’», aseguró Yurman.
Perfil destacó en el titular de una columna: «Ignacio Cloppet: ‘Benedicto XVI inició las transformaciones que está profundizando Francisco’». «El escritor opinó que no hay ruptura, sino más bien continuidad entre los pontificados, tras el fallecimiento del papa emérito. El integrante de la Academia Argentina de la Historia, Ignacio Cloppet, aseguró que Joseph Ratzinger es ‘el teólogo del siglo XX’, y la Iglesia debería reconocerlo como tal. A su vez, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9), que ‘Benedicto XVI tuvo la grandeza de renunciar cuando consideró que su misión había concluido’», enfatizó.
La Nación tituló en la nota de opinión de Elisabetta Piqué: «El papa que será recordado por su histórica renuncia como jefe de la Iglesia católica». «De carácter reservado, reflexivo, solitario y silencioso, totalmente distinto al de su predecesor polaco, a quien jamás quiso imitar, Ratzinger también sorprendió porque logró vencer su timidez. En un esfuerzo extraordinario, y pese a su conocido pavor ante las grandes masas aduladoras, aunque de distinta forma comparado con su antecesor polaco y su sucesor argentino, logró llegar a la gente —incluso levantando y besando chicos—, y a establecer una sintonía con el público. Lo demostró con creces cuando participó en diversas Jornadas Mundiales de la Juventud —en Colonia, Madrid y Sydney— y en sus 24 viajes internacionales a cuatro continentes», consideró Piqué. El mismo medio rotuló en una nota de Mariano De Vedia: «Benedicto XVI y la Argentina: cercanía con el cardenal Bergoglio y chispazos con los Kirchner». «Al margen de las cuestiones políticas, Benedicto XVI siempre trazó puentes con la Argentina, mediante mensajes de cercanía pastoral. Como Papa, nombró dos cardenales –Karlic y Leonardo Sandri— y 33 nuevos obispos —entre ellos a Oscar Ojea, actual titular del Episcopado—, además de disponer el traslado de otros 25, en distintas diócesis», sostuvo De Vedia.
La Prensa destacó en la columna escrita por Germán Masserdotti: «Benedicto XVI, el cooperador de la verdad». «Pocas veces, a lo largo de la historia del pensamiento en general y de la teología en particular, aparecen figuras tan completas y sin doblez como la de Benedicto XVI. Él hace recordar a esos obispos teólogos que, además de no abundar, se los extraña cuando ya no viven entre nosotros. Al momento de encontrar la razón de ser de la vida de una persona y, en particular, la de un ministro del Señor como es un obispo, un lugar privilegiado es el de sus pensamientos más íntimos que se vuelven manifiestos por el verbo oral o escrito. Si tuviera que caracterizarse la razón de ser del ministerio episcopal de Joseph Ratzinger, debería tenerse en cuenta el lema episcopal que eligió cuando fue consagrado y nombrado arzobispo de Múnich y Frisinga: Cooperatores veritatis», ratificó Masserdotti.
«BENEDICTO XVI: EL INTELECTUAL QUE LLEGÓ A SER PAPA».