Las hermanas benedictinas dan refugio a desplazados internos en el convento de Solonka, provincia de Lviv, en Ucrania, en medio de la adversidad que ya lleva más de 2 años, tras la invasión rusa. El 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin ordenó bombardear ciudades ucranianas e iniciar una invasión que se mantiene hasta la actualidad.
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Suscríbase al boletín de VenL«Tuvimos alrededor de 1.200 refugiados aquí desde el inicio de la guerra. Actualmente, hay 25 refugiados viviendo con nosotras. Una pareja descubrió que su casa en Avdiyivka —región de Donetsk—había sido destruida. Hablamos con las personas y rezamos con ellas, pero por supuesto, no podemos resolver los problemas del mundo por nuestra cuenta», indicó la religiosa Bernadeta, quien precisó que desde febrero de 2022, comparten su vida diaria con todos aquellos que llaman a su puerta.
Las religiosas tratan de ayudar a los afectados a recuperarse no solo materialmente, sino también mental y espiritualmente. Muchos de estos desplazados se unen a rezar juntos, deciden confesarse y recibir la Eucaristía. También se abrió una escuela y un grupo de monaguillos. El número de personas asisten a la adoración perpetua, también desde el vecindario, aumenta constantemente.
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