El patriarca ecuménico ortodoxo Bartolomé I apoyó la creación de nueva Iglesia ortodoxa en Lituania, dado que va a otorgarle autonomía a los ortodoxos lituanos que ya no quieren depender del Patriarcado de Moscú, tras visitar Vilna. La declaración acompañó la firma de un acuerdo de cooperación con el gobierno de Lituania, junto con la primera ministra local, Ingrida Šimonite. La nueva jurisdicción eclesiástica en suelo lituano implicaría un «exarcado» que permitiría a los ortodoxos lituanos actuar con relativa autonomía, dado que ya no quieren depender de Moscú.
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Las posturas de los ortodoxos del país báltico fueron contrarias a Moscú, desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania. El metropolita de Vilna, Innokentij —Vasil’ev—, oscilaba entre la separación de Moscú y la sumisión al patriarcado, por lo que incluso había presentado una solicitud de cambio de estatuto para obtener una mayor autonomía como exarcado moscovita, o incluso la autocefalia al permanecer en comunión con el patriarcado. El sínodo ruso postergó la decisión y optó por discutirla en el próximo concilio local de toda la Iglesia patriarcal.
Algunos sacerdotes ortodoxos lituanos no quisieron esperar a tales procedimientos y se desvincularon de la metrópoli, y fueron reducidos al estado laical por Innokentij, pero Bartolomé volvió a recibirlos como sacerdotes constantinopolitanos, por lo que es allí donde surgió la necesidad de establecer un exarcado de Vilna para ellos. «Apoyamos a los sacerdotes y fieles que no aceptan las posiciones de Moscú», indicó Bartolomé. Además, según el primado inter pares de la Ortodoxia, el nuevo exarcado «restablecería la justicia histórica», dado que se remonta a la metrópoli de Lituania que existió entre los siglos XII y XIV.
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