La Conferencia Episcopal Escandinava, presidida por el obispo de Copenhague, Czeslaw Kozon, aseveró que «quien se aferre demasiado a teorías pasajeras corre el riesgo de salir muy lastimado», en su ‘Carta Pastoral sobre la sexualidad humana’. La Conferencia Episcopal de esa región, que está integrada por los obispos de Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia, reivindicó la enseñanza integral de la sexualidad humana.
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Suscríbase al boletín de VenL«Ofrecer algo menos exigente sería defraudarlos. No recibimos el Orden Sagrado para predicar ideales pequeños de nuestra propia fabricación», aseguraron, al rechazar cuando «propone una visión de la naturaleza humana separada de la integridad corporal de la persona, como si el género físico fuera accidental». «Protestamos cuando se fuerza esa visión sobre los niños, presentándola como una verdad probada y no como una hipótesis temeraria, y cuando se la impone a los menores como una pesada carga de autodeterminación para la que no están preparados», enfatizaron.
Los prelados escandinavos sostuvieron que «no se puede reducir el signo del arcoíris a algo menos que el pacto vivificante entre el Creador y la criatura». «La imagen de Dios impresa en nuestro ser demanda la santificación en Cristo. Cualquier noción del deseo humano que sea inferior a este estándar es insuficiente desde un punto de vista cristiano», afirmó, al denunciar que «quien se aferre demasiado a teorías pasajeras corre el riesgo de salir muy lastimado». «La enseñanza cristiana sobre la sexualidad causa perplejidad en muchos», consideró.
Recomendó «familiarizarse con la llamada y la promesa de Cristo: conocerlo mejor en la Escritura y en la oración, a través de la liturgia y del estudio de la enseñanza integral de la Iglesia, y no de fragmentos encontrados aquí y allí» y tomar conciencia «de las limitaciones de un discurso puramente secular sobre la sexualidad» que necesita ser enriquecido con «un vocabulario adecuado». Aseguraron que «el fin de la enseñanza de la Iglesia es habilitar el amor, no impedirlo» y que por ese amor «el mundo fue creado y nuestra naturaleza formada».
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