El presidente ejecutivo de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Thomas Heine-Geldern, afirmó que aumentaron los secuestros y asesinatos de sacerdotes, religiosos y laicos en el ejercicio de su labor en el mundo, al incrementarse la persecución religiosa en el mundo, durante el balance que realizó sobre 2021, a través de un reciente comunicado, en el que también lamentó la creciente intolerancia hacia las creencias cristianas en el mundo occidental.
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Suscríbase al boletín de VenL«Prácticamente todas las semanas nos llegan noticias sobre persecuciones y violencia religiosa. Sacerdotes, religiosos y laicos son asesinados, secuestrados o maltratados en el ejercicio de su labor», indicó Heine-Geldern, al sostener que aumentaron asesinatos y secuestros de sacerdotes y laicos. Manifestó su preocupación por el incremento de las víctimas de la persecución religiosa y la situación de la libertad religiosa en el mundo. Consideró que la visita de Francisco a Irak en marzo pasado «reconfortó a la minoría cristiana de ese país y les llevó esperanza», tras años de un «doloroso vía crucis que aún no terminó». Recordó que en esa región los cristianos son «en muchas ocasiones son tratados como ciudadanos de segunda categoría». Al volver a referirse a la persecuciones y violencia religiosa, el presidente de ACN precisó la situación en India o Nigeria, así como la que se vive en los países africanos del Sahel o en Mozambique donde «el terror se está extendiendo».
Enfatizó que «la violencia afecta a todos, pero especialmente a los cristianos». «Desgraciadamente, la labor pastoral y social de la Iglesia se ve obstaculizada, en muchos lugares, a causa del terror y la violencia. No solo las iglesias y los conventos están cerrados, también clínicas, escuelas y muchas otras instalaciones gestionadas por la Iglesia, que resultan vitales para la población. Además, la Iglesia local se enfrenta a un nuevo reto, un desafío hercúleo: atender y cuidar a cientos de miles de refugiados y desplazados», sostuvo. Heine-Geldern denunció que se registra un aumento de los actos de violencia contra las instituciones religiosas, una «evolución que el Papa Francisco calificó de ‘persecución educada’, se trata de expulsar las creencias de la vida pública con el pretexto de una supuesta ‘tolerancia’». También, recordó a las víctimas de la pandemia del COVID- 19. «Muchas religiosas, obispos, sacerdotes y catequistas fallecieron a causa de la enfermedad en el ejercicio de su ministerio. Sacrificaron sus vidas para estar cerca de las personas que se les había confiado, a pesar del peligro que implicaba para su salud. Este es un gran testimonio de entrega», destacó.
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