La capilla de oración del Santo Niño en Cotabato, en el sur de Filipinas, donde se celebraba una lectura de la Biblia, sufrió un atentado con granada, el domingo de Pentecostés, el 19 de mayo pasado. Las primeras reconstrucciones precisaron que 2 hombres en moto lanzaron una granada contra el lugar de culto, la que alcanzó a 2 fieles presentes en el momento del servicio.
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Precisó que las fieles Marybel Atis, de 40 años, y Rosita Tubilo, de 65, fueron alcanzadas por algunas esquirlas y quedaron con varias heridas. El cardenal y arzobispo emérito de Cotabato, Orlando Quevedo, aseveró que se trató de un «ataque ruin» y de un «horrendo acto sacrílego que clama al Cielo». «Se trata de un crimen que merece la más severa condena porque se cometió contra simples fieles reunidos para adorar a Dios en un lugar sagrado».
«Hago un llamado a nuestras fuerzas de seguridad, militares y de investigación para que identifiquen a los responsables y los lleven ante la justicia», aseveró. Hubo condena del gobierno de Manila. Carlito Galvez Jr, asesor presidencial para la Paz, la Reconciliación y la Unidad (Opapru), indicó que el ataque con granadas contra una capilla católica en la ciudad de Cotabato fue un «ataque directo» a la libertad religiosa, al «compromiso del pueblo filipino con la práctica del culto» y a la «coexistencia pacífica».
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