La Asociación Patriótica Católica China (APCC) también es perseguida por el Partido Comunista de China (PCCh), dado que numerosos lugares administrados por el régimen de Xi Jinping son acosados, controlados y clausurados. A la iglesia ‘clandestina’ -en comunión con Roma-, que desde hace años sufre amenazas e intimidaciones para que se una a la APCC, se les promete tranquilidad para practicar su fe bajo el control del Estado, pero la realidad es otra.
El gobierno del condado de Linyi en Dezhou clausuró en junio pasado dos iglesias afiliadas a la APCC, tras sostener que supuestamente «a las reuniones no asistían demasiados miembros de la congregación». El 6 de junio, una iglesia de la aldea de Wangdangjia fue despojada de todas sus cruces, otros símbolos religiosos y sus bancos, mientras que el letrero en su entrada que decía ‘Iglesia católica’ fue cubierto con tablas de madera. El 19 de mayo pasado, los funcionarios locales ordenaron retirar la cruz y la estatua de la Virgen María que se encontraban en lo alto de la iglesia católica de Wuqiu en Jinling al considerar que «eran más altos que el edificio del comité de la aldea».
El 10 de noviembre de 2019, funcionarios de Tancheng fueron a una iglesia católica registrada para demoler su campanario, una estatua de Jesús y un pilar de cemento sobre el que estaba una cruz retirada. Los católicos registrados también son reprimidos en la provincia de Hebei. El diácono de otra iglesia de Hebei, cuya cruz fue retirada y donde se instaló una cámara de vigilancia, explicó que la iglesia se unió a la Asociación Patriótica Católica China para que los dejaran en paz y le permitieran organizar servicios de culto, pero también es perseguida. «Las iglesias registradas a veces son más acosadas que las no registradas. Las mismas también son despojadas de sus cruces. El gobierno confía aún más en controlar las iglesias registradas. Si lo hubiéramos sabido de antemano, no nos hubiéramos unido a la APCC», lamentó.