Islamistas asesinaron en los últimos días a Basharat Masih, un padre cristiano que había luchado por la liberación de su hija Hoorab, de 12 años. La niña, que había sido secuestrada en diciembre pasado y recientemente el tribunal de Faisalabad, en el Punjab, había ordenado su liberación, estuvo 3 meses raptada por Muhammad Mustafa y Muhammad Usman, 2 comerciantes musulmanes, que la habían convertido por la fuerza al islam para casarla en la ciudad de Chiniot. Basharat seguía recibiendo amenazas de muerte durante y después del proceso judicial.
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Maryam Bibi, presentó una denuncia en la comisaría de Nishatabad, en la que afirmaba que el 24 de abril pasado su hermano Basharat participaba en un concurso de vuelo de palomas cuando oyó gritos y salió corriendo a la calle. Un grupo de agresores había atacado a Basharat y lo había matado. Naveed Walter, presidente de Human Rights Focus Pakistan, indicó que el asesinato del padre cristiano parecía una venganza por haber llevado ante la justicia a los autores del secuestro de Hoorab. Desde el 17 de febrero, la niña había estado en un centro de acogida para mujeres que sufrieron violencia o maltrato.
La menor pudo regresar con su familia a finales de marzo, cuando manifestó ante la magistratura de Faisalabad su deseo de quedarse con su padre. Basharat era un obrero que trabajaba como jornalero después de haber perdido a su esposa, y Hoorab solía ir a la tienda de Muhammad Usman y Muhammad Mustafa para ayudar a su familia. Maryam Bibi precisó que las amenazas contra ellos no cesaron ni durante ni después de que se cerrara el caso judicial. «El caso de Hoorab demostró una vez más que, incluso después de un juicio, las amenazas a los cristianos no terminan. Al ser objetivos fáciles, las minorías religiosas sufren secuestros, conversiones y matrimonios forzados. Los autores del asesinato de Basharat Masih deben ser llevados ante la justicia», afirmó Naveed Walter.
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