Francotiradores asesinan a Alfred Ludo y Patrick Bo Reh, 2 jóvenes voluntarios católicos que ayudaban a desplazados en Birmania, tras ser alcanzados por las balas, el jueves 27 de mayo, en uno de sus viajes entre la iglesia de San José —alcanzada y dañada por el fuego de mortero—, como la iglesia del Sagrado Corazón, días anteriores. Actualmente, continúan los combates en el estado de Kayah, en el este de Birmania, entre el Ejército regular que bombardea ciudades y aldeas, y las Fuerzas Populares de Defensa, que resisten la represión militar. La violencia generó más de 50.000 desplazados internos, lo que agrava la emergencia humanitaria en ese estado.
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Los desplazados internos, un gran número de cristianos —la fe en Cristo es profesada por un tercio de la población— se refugian en iglesias, salones parroquiales, escuelas e institutos católicos. La Iglesia se compromete a proporcionar refugio y sustento. Entre los desplazados había 2 jóvenes católicos de 18 años, Alfred y Patrick, que en Demoso, en la diócesis de Loikaw, estaban disponibles para llevar alimentos y ayuda humanitaria a los desplazados. En uno de sus viajes, fueron alcanzados y asesinados por balas de los francotiradores.
La comunidad católica local, que está de luto por la pérdida de ambos, los definió como «mártires y héroes que dieron su vida para ayudar al prójimo, como Cristo Jesús». Según los últimos datos de las organizaciones locales, más de 70 adolescentes, menores de 18 años, fueron asesinados en 4 meses por el Ejército en Birmania, mientras que más de 700 víctimas son jóvenes mayores de 18 años; entre ellos unos 20 pertenecían a la comunidad católica. Además, más de 1.000 jóvenes birmanos fueron detenidos y se encuentran en la cárcel, sin acceso a abogados ni a sus familias.
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