3 arzobispos de la región de Luzón Norte en Filipinas afirman que «no es el momento de callar, sino de defender a Dios», en una carta conjunta en la que condenan las matanzas y la inacción del gobierno de Rodrigo Duterte. El arzobispo de Nueva Segovia, Marlo Peralta; el de Lingayen-Dagupan, Sócrates Villegas; y el de Tuguegarao, Ricardo Baccay, denunciaron con dolor y preocupación la pérdida masiva de vidas humanas en el país, causada la llamada ‘guerra contra las drogas’, la pandemia y la corrupción.
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Recordaron que «periodistas, opositores políticos, jueces, sacerdotes fueron asesinados y los críticos del gobierno fueron intimidados y amenazados». «Los asesinos andan sueltos y los partidarios de estos asesinos les aplauden. Los pobres están pagando la corrupción de los poderosos. La nación se está hundiendo en la deuda», aseveraron, al denunciar la incompetencia, la ineptitud y la corrupción que «están matando a la nación y a la economía». Explicaron que en esta situación la esperanza viene de Dios. «Venceremos el mal con la fuerza del bien. Nuestra ayuda viene del Señor. Podemos organizar rosarios penitenciales y oraciones de reparación a la Divina Misericordia para que el Señor perdone a los asesinos. Que nuestra penitencia nos conduzca, a nuestra pequeña manera, a obras de misericordia y de caridad generosas y valientes», imploraron.
«Debemos resistir a un orden público asesino y corrupto, dejándonos guiar por el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, que en el número 400 admite como legítima la resistencia a la autoridad cuando ésta viola grave o reiteradamente los principios esenciales de la ley natural», argumentaron los prelados, quienes citan a santo Tomás de Aquino al recordar que «la ley natural es la base del derecho a la resistencia». Además, solicitaron «una investigación completa de los episodios de corrupción» y repudiaron la actitud de «quienes obstruyen el proceso legal dirigido a la verdad y la justicia». «No es el momento de la desesperación, sino del valor. No es el momento de callar, sino de defender a Dios», afirman los arzobispos de Filipinas, quienes piden a los fieles que «contra la ola de asesinatos y saqueos», den «testimonio de la verdad y la vida».
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