El arzobispo de Bahía Blanca, Carlos Azpiroz Costa, recordó que «la Virgen a lo largo de la historia se aparece, acompaña, está allí de maneras muy diversas pero siempre es Ella», al celebrar en la catedral local la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, patrona de los dominicos. El prelado pertenece a la Orden de Predicadores fundada por santo Domingo de Guzmán.
Mencionó que si bien «es curioso» que una batalla, como «la de Lepanto», sea el origen de una fiesta mariana, reconoció que «la vida es lucha, en el libro de Job, el profeta reconoce que la vida es una milicia». «Nunca la Iglesia ha pretendido encerrar la victoria, la gloria, ni la fanfarria a esta coyuntura histórica. Si celebramos a Nuestra Señora del Rosario es que estamos celebrando los misterios de gozo, de luz, de dolor y de gloria de Nuestro Señor Jesucristo que se hizo uno de tantos, se encarnó en nuestra propia humanidad para que podamos contemplar en nuestros gozos, nuestra luz y nuestro dolor, los misterios de Jesús y vivir la gloria de la resurrección todos juntos», ratificó.
Homilía del arzobispo Azpiroz a partir de 11:10.
Aseguró que «contemplar la vida y los misterios de Jesús con los ojos y el corazón de su Madre, es también contemplar los misterios de nuestros hermanos con la misma mirada: alegrarnos con sus gozos y sufrir con sus dolores, para unirnos un día a la gloria con Dios». El arzobispo Azpiroz, quien reflexionó que «la Virgen a lo largo de la historia se aparece, acompaña», enfatizó que el «Rosario tiene como característica su sencillez, su sobriedad y sinceridad». «El Rosario es un digno de la piedad popular, como nos lo enseñan los santuarios. Es una oración tangible, personal y comunitaria», destacó.
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