Por Fray Tuk. «FELICES CUANDO SEAN PERSEGUIDOS A CAUSA DE MÍ»
Mateo 5, 1-12a
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia».
«Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo».
CROMACIO DE AQUILEYA. Comentario al Evangelio de san Mateo 17, 8.
FELICES CUANDO SEAN PERSEGUIDOS A CAUSA DE MÍ.
«Con razón recordó antes el Señor que había que tener hambre y sed de la justicia; y al desearla nos enseña a tener una sed tal que por su causa debemos despreciar la persecución del mundo, las penas del cuerpo y hasta la misma muerte. El significado de esto se aplica principalmente a los mártires, que a causa de la justicia de la fe y del nombre de Cristo soportan las persecuciones en el mundo. A ellos se les promete una gran esperanza que es la posesión del reino de los cielos. Los apóstoles fueron los primeros en esta bienaventuranza, y también todos los justos que, afligidos por varias persecuciones a causa de la justicia de la ley, llegaron por mérito de su fe a los reinos celestiales».