La fiesta del Bautismo del Señor, celebrada en el río Jordán, comenzó con una procesión desde el convento ortodoxo hasta la propiedad franciscana, a la que asistieron las parroquias de Tierra Santa, los invitados, las autoridades políticas y eclesiásticas. El vicario de la Custodia de Tierra Santa, fray Ibrahim Faltas, presidió la Misa, que fue concelebrada por el obispo emérito de Chascomús, Carlos Malfa, y el párroco del Santuario del Buen Pastor de Jericó, fray María Hadchiti.
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Fray Ibrahim quedó sorprendido por la participación y alegría de la gente al venir a celebrar en la propiedad de los franciscanos desde 1920, cuando compraron este terreno. «Es una historia, una historia de la Custodia, una historia del lugar, una historia en la que vivimos. Todos los días pasa algo, y aquí, hasta hace 2 años, no era posible poner un pie, porque era un campo minado. Las minas fueron eliminadas y ahora podemos caminar desde el convento hasta el río Jordán. Se necesitaron 54 años y 3 días para eliminar estas minas», precisó.
«Como dice la antífona de laudes, el Benedictus, hoy la Iglesia ha lavado su culpa aquí en el río Jordán. Se une a Cristo, su Esposo, llegan los reyes magos con dones al matrimonio real, y el agua es cambiada en vino para alegrar el banquete. Estas son las Epifanías del Hijo de Dios, y el significado es profundo por lo que significa el gesto que hace Jesús de querer ser bautizado por Juan Bautista, el cual hacía en este lugar, como del otro lado de las montañas podemos ver, del otro lado del río Jordán, hay grutas que la gente del otro lado decía que ahí él dormía, que se encuentran aquí al frente. Pero más que nada es el hecho del gesto de querer ser bautizado», afirmó fray Sergio Olmedo, guía de la custodia de Tierra Santa.
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