Francisco invitó a convertir los Salmos en «nuestra oración», después de describirlos como «cantos» inspirados por el Espíritu y puestos por Él «en los labios de la Esposa», es decir, de la Iglesia, tras recordar que Jesús, María, los Apóstoles y cristianos de todas las épocas rezaron con los Salmos, 150 textos del Antiguo Testamento, los cuales forman «una sinfonía de oración», durante la audiencia general del miércoles 19 de junio, en la Plaza de San Pedro.
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«Si hay Salmos, o simplemente versículos, que hablan a nuestro corazón, es bueno repetirlos y rezarlos a lo largo del día. Los Salmos son oraciones ‘para todas las estaciones’: no hay estado de ánimo o necesidad que no encuentre en ellos las mejores palabras para convertirlas en oración. A diferencia de las demás oraciones, los Salmos no pierden su eficacia a fuerza de repetirlos; al contrario, la aumentan», reflexionó el Pontífice.
Relató un detalle personal. «Tengo en mi escritorio una edición en ucraniano del Nuevo Testamento junto con los Salmos, un libro que perteneció a un soldado que murió en la guerra, y que me enviaron. Y él rezaba en el frente con este libro», precisó. Afirmó que los Salmos hacen más rica nuestra oración y no solo petición, al enfatizar que «nos ayudan a abrirnos a una oración menos egocéntrica: una oración de alabanza, de bendición, de acción de gracias».
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