La Conferencia Episcopal de Francia (CEF), presidida por el arzobispo Éric de Moulins-Beaufort, reiteró que «es un imperativo de humanidad aliviar el sufrimiento», al solicitar no confundir «el sentido de la fraternidad», en la asamblea plenaria de Lourdes, en respuesta al presidente Emmanuel Macron, que habló de «revolución de la fraternidad» al mencionar el proyecto sobre el final de la vida.
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Suscríbase al boletín de VenLLos prelados repudiaron la iniciativa para legalizar la asistencia activa a la muerte en condiciones estrictas. «Expresamos nuestra gran preocupación y nuestras profundas reservas ante el anunciado proyecto de ley sobre el final de la vida. Es un imperativo de humanidad y fraternidad aliviar el sufrimiento y ofrecer a todos el mejor final de vida posible, en lugar de interrumpirlo con un gesto letal», denunciaron.
Ratificaron en su rechazo a la «muerte inducida» e insistieron en «dar prioridad a los cuidados paliativos», como también recomienda el Consejo Nacional Consultivo de Ética. Exhortaron a los católicos franceses a que se comprometan con los discapacitados, los ancianos y los enfermos graves. «La petición de suicidio asistido o de eutanasia es a menudo la expresión de un sentimiento de soledad y de abandono al que no podemos ni debemos resignarnos», explicaron los obispos de Francia.
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