El cristiano caldeo irakí Hanna Saka, de 84 años, falleció en pleno vuelo de expulsión y repatriación, después que las autoridades de Suecia decidieron rechazar su solicitud de asilo, después de hacerlo esperar durante 7 años. La vida del exiliado terminó hace pocos días en el vuelo de regreso a Irak, su tierra de origen, a bordo de un avión de Turkish Airlines que debió realizar un aterrizaje de emergencia en Varsovia, Polonia.
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Suscríbase al boletín de VenLEl anciano fue expulsado con una deportación inmediata por los responsables del centro de inmigración de Estocolmo. Adil Saka, hermano del fallecido, precisó que el estado de Hanna empeoró al llegar al aeropuerto para ser repatriado y empeoró a bordo del avión. A pesar del pedido de ayuda y la atención urgente que le brindaron las azafatas y el personal médico presentes, falleció. Un médico a bordo confirmó la muerte de Hanna y aconsejó al piloto que iniciara los procedimientos para un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de la capital polaca.
La policía llegó rápidamente cuando llegaron a Varsovia e interrogó a su hermano Adil Saka, comunicándole la decisión de practicar una autopsia para determinar las causas exactas que llevaron a su muerte. Las autoridades polacas se ocuparon después del traslado del cuerpo a Irak, a través de la embajada de Bagdad en Polonia. Hanna Saka padecía una enfermedad cardíaca y problemas en las piernas. Su salud física y mental se deterioró aún más debido al estrés por el rechazo de su solicitud de asilo y la posterior orden de deportación.
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