La persecución hinduista contra cristianos continúa en India, tras conocerse el último episodio ocurrido el 5 de febrero pasado, cuando la Policía del estado de Uttar Pradesh detuvo al sacerdote Dominic Pinto y a otras personas acusadas de «convertir a los hindúes pobres» de las comunidades dalit. Pinto dirige el centro pastoral Navintha, de la diócesis de Lucknow. Los acusados de conversión forzada se enfrentan a hasta 10 años de cárcel.
Colabore con Verdad en Libertad
La entidad, en ocasiones, cede sus instalaciones a un grupo protestante y a miembros de un movimiento hindú que sin haberse convertido sienten interés por Jesús y sus enseñanzas, Khrist Bhakta —seguidores de Cristo—. En esta ocasión, había prestado el local a los evangélicos para una jornada de formación y oración que congregó a más de 200 personas. «Estaban hablando, predicando y rezando», aseveró Gerald Mathias, obispo de Lucknow. «Un grupo de nacionalistas hindúes se quejó a la Policía alegando que allí se estaban llevando a cabo conversiones, algo totalmente falso», indicó.
Explicó que cuando los agentes se presentaron en el local, interrumpieron las actividades y se llevaron a líderes del grupo organizador a comisaría, y que además intentaron agredir a algunas mujeres que participaban en la jornada y exigieron que las fuerzas de seguridad arrestaran también a Pinto, como finalmente ocurrió. «Esto ocurre porque sufren las presiones de la multitud o ceden a los dictados de las autoridades: es un caso típico de acoso y atrocidades contra los cristianos», afirmó el prelado.
Puede interesarle: Hinduistas atacan a familia cristiana.