La Conferencia Episcopal de Haití, presidida por el arzobispo Launay Saturné, precisó que viven «con amargura y dolor el sufrimiento de nuestro pueblo causado por la violencia ciega de bandidos fuertemente armados», en un mensaje difundido recientemente, en el que denunció que el país del Caribe «desde hace unos 4 años, vive una de las crisis sociopolíticas y de seguridad más largas y mortíferas de toda su historia», frente a la desidia, el abandono y la vulneración de los derechos de la población.
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«Vivimos con amargura y dolor el sufrimiento de nuestro pueblo causado por la violencia ciega de bandidos fuertemente armados, el cinismo y la indiferencia de los líderes políticos, y las vacilaciones de la comunidad internacional. El grito de nuestro Pueblo, afectado hasta lo más profundo, resuena en nuestros oídos y en nuestros corazones de pastores», aseveraron los prelados, quienes indicaron que es una crisis en todos los ámbitos: social, político, económico, cultural, que afecta «hasta la médula» a todos sin distinción. Indicaron que son evidentes «los signos de decadencia» inclusive el Estado «perdió el control del territorio nacional».
Afirmaron que el crimen organizado «se extendió a todos nuestros Departamentos, a todas nuestras diócesis y a casi todas las ciudades importantes del país». «Vemos avanzar en Haití las espesas sombras de la violencia al servicio de pequeños intereses del poder, la codicia y la división», lamentaron los obispos de Haití, al repudiar «crímenes patrocinados contra una población indefensa van acompañados, entre otras cosas, de ataques contra las iglesias y lugares de culto de diferentes religiones, que ya no pueden funcionar».
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