LA UTILIDAD NO BASTA: LA INTEGRACIÓN VALORATIVA Y EL ANÁLISIS DE LOS MEDIOS EN SALUD (4).
Continuación de La utilidad no basta (3).
Ya en los dos mil, Calipari describió el abordaje de la proporcionalidad terapéutica basándose en la doctrina de los medios ordinarios y extraordinarios de conservación de la vida y en el presupuesto de que la vida física es un bien primario y fundamental —pero no absoluto— que se conserva de forma dinámica. De ahí que la salud tampoco sea absoluta, sino un bien derivado y compuesto por un conjunto de condiciones que van cambiando durante la historia personal. En virtud de que estos bienes no son absolutos, a nadie se le podría imponer conservar su vida a través de medios extraordinarios y más bien debiera existir una determinada proporción para el uso de estos, de ahí que los medios de carácter extraordinario sean considerados de uso facultativo. Por su parte, los medios —medicinas, tratamientos o procedimientos— que generan en el paciente una esperanza razonable de beneficio son llamados ordinarios y su uso se torna obligatorio. El autor concibe como dinámico a un proceso valorativo secuencial que incluye una primera etapa objetiva estrictamente profesional —proporcionalidad—, seguida de una subjetiva o del paciente —ordinariedad— y una tercera que combina las conclusiones de las dos anteriores generando cuatro variantes posibles de medios —o recursos— que son: los proporcionados y ordinarios, que se convierten en obligatorios; los proporcionados y extraordinarios, que son facultativos; los desproporcionados y ordinarios; y los desproporcionados y extraordinarios. Estas dos últimas variantes son moralmente ilícitas por cuanto es irresponsable ofrecer medios sin probabilidad de beneficio o con posibilidad de daño.
El abordaje de la proporcionalidad toma en consideración a la eficacia y eficiencia de los medios y los complementa con aspectos éticos como: la disponibilidad —principio de universalidad—, previsibilidad —principio de doble efecto o voluntario indirecto—, la capacidad de planificación —justicia distributiva— y excelencia entre todos los medios posibles analizados —accesibilidad—. La proporcionalidad considera al paciente —o ante su imposibilidad a la familia, subrogante y en ocasiones comunidad— como partícipe necesario del proceso analítico que, a través de un diálogo deliberativo con el médico y resto del equipo de salud, van atravesando las etapas y tomando decisiones de manera compartida. La deliberación moral para la toma compartida de decisiones no solo favorece los análisis abarcadores, holísticos, complejos e integrados, sino que pone al descubierto la falacia de la esterilidad ética del profesional ante las decisiones del paciente.
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El documento fue publicado originalmente en Biblioteca digital de la UCA en 2022.
LA UTILIDAD NO BASTA: LA INTEGRACIÓN VALORATIVA Y EL ANÁLISIS DE LOS MEDIOS EN SALUD (4).